Escuela colonial, aula rebelde: una experiencia pedagógica desde la decolonialidad
RESUMEN: Lo he pensado reiteradamente: es posible ser un maestro de escuela sin la necesidad de reflexionar sobre las implicaciones que tienen las acciones que cotidianamente compartes con las mentes de aquellos seres que son la esencia de un aula de clases. Así mismo, también se puede ser maestro s...
- Autores:
-
Jurado Jiménez, Juan Esteban
- Tipo de recurso:
- Trabajo de grado de pregrado
- Fecha de publicación:
- 2016
- Institución:
- Universidad de Antioquia
- Repositorio:
- Repositorio UdeA
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:bibliotecadigital.udea.edu.co:10495/23542
- Acceso en línea:
- http://hdl.handle.net/10495/23542
- Palabra clave:
- Docente
Teachers
Discurso
Speeches
Experiencias educativas
Discurso colonial
http://vocabularies.unesco.org/thesaurus/concept8283
http://vocabularies.unesco.org/thesaurus/concept8165
- Rights
- openAccess
- License
- http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.5/co/
Summary: | RESUMEN: Lo he pensado reiteradamente: es posible ser un maestro de escuela sin la necesidad de reflexionar sobre las implicaciones que tienen las acciones que cotidianamente compartes con las mentes de aquellos seres que son la esencia de un aula de clases. Así mismo, también se puede ser maestro sin siquiera preguntarse sobre el sentido de tu quehacer en la relación con tu ser. Fácilmente ser maestro puede ser la consecuencia de un proceso autómata, funcional por mera inercia. Considero que la apuesta pedagógica que ha dado como resultado el presente ejercicio, encuentra su pedestal en la fragmentación de la anterior idea de maestro. ¿Porqué?: primero se concibe la enseñanza y el aprendizaje, en este caso del ámbito social, como factores capaces de incentivar la apreciación crítica de la realidad por parte de los estudiantes. Segundo, se comprende que las relaciones establecidas entre el maestro y el estudiantado van más allá de un simple acercamiento didáctico, por lo que se propende dialogizar las mismas. Por último, la retrospectiva que permanentemente hace el maestro sobre su praxis pedagógica en su devenir histórico y subjetivo, haciéndola experiencia, confrontándola, validándola, dignificándola en cuanto se es consciente de la misma. En consecuencia las situaciones que se presentaron en el aula de clase al trabajar desde la propuesta de la pedagogía decolonial, me representaron una multiplicidad de sentires, de miradas pero también, de preguntas. A pesar de que siempre hay que poner en duda la transparencia con la que llega un mensaje a los sentidos interpretativos del observador, espero no haber traicionado demasiado la expresión de mis estudiantes; sobre la diferencia étnica, los universos culturales otros, la periferia del eurocentrismo, reposó una concepción con la que no fue posible, quizás por tiempo, quizás por el alcance mismo del ejercicio, consolidar una inflexión. Sin embargo resalto la incertidumbre, la controversia y el cierto giro discursivo en algunos aspectos de suma importancia para esta postura pedagógica. Por otro lado, en esa frecuente acción comunicativa que es la que crea las relaciones humanas, puedo asegurar que en el aula de clases se fraguó un ambiente de compañerismo, de antiautoritarismo, en últimas, de libertad, aunque en ocasiones haya sido concebida como compleja. Y he querido pensar que esto es romper con un eslabón de esa extensa cadena que impide hablar de emancipación. Que es el inicio de mi rebelión. En relación a mi ser, a mi experiencia como maestro, no hay lugar para la traición de los mensajes; siempre estuvieron latentes aquellas particularidades que definen mi identidad subjetiva, influyendo, mediando, surgiendo en la cotidianidad de las clases, hasta el punto incluso de cuestionarme, a veces, dentro de un rol ideologizante. En todo esto, por consiguiente, me descubrí como un maestro político y sujeto de saber que piensa, delibera, propone, fragmenta y debate la finalidad personal implícita a su práctica. Concluyo con las siguientes palabras: la experiencia se trata de abandonar lo prefijado, lo condicionante, de afrontar la alternativa y aceptar su incertidumbre. Y a esto apunta subvertir las apreciaciones sobre la diferencia y las relaciones interpersonales desde un escenario escolar. También concuerdo con que en todo proceso de enseñanza el maestro debe abrir espacio a la autocrítica de su quehacer para hallar esa sensibilidad necesaria que le posibilite pensar su ser y comprender su prójimo, aspectos que sin duda serán siempre inconclusos en la esencia humana. |
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