El largo pasado y la corta historia del contrato psicológico y las relaciones empleado-organización
Desde el inicio del trabajo asalariado o por cuenta ajena, las relaciones empleado- empleador se han caracterizado por un doble componente: el explícito, que en su acepción formal alude al contenido del contrato legal, compuesto por una serie de cláusulas que definen y limitan los términos de la rel...
- Autores:
-
Carlos-María, Alcover
- Tipo de recurso:
- Book
- Fecha de publicación:
- 2020
- Institución:
- Universidad Católica de Colombia
- Repositorio:
- RIUCaC - Repositorio U. Católica
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repository.ucatolica.edu.co:10983/26252
- Acceso en línea:
- https://hdl.handle.net/10983/26252
- Palabra clave:
- PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
ORGANIZACIÓN
CONTRATOS DE TRABAJO
RELACIONES INDUSTRIALES
- Rights
- openAccess
- License
- Copyright, Universidad Católica de Colombia, 2020
Summary: | Desde el inicio del trabajo asalariado o por cuenta ajena, las relaciones empleado- empleador se han caracterizado por un doble componente: el explícito, que en su acepción formal alude al contenido del contrato legal, compuesto por una serie de cláusulas que definen y limitan los términos de la relación de intercambio aceptada libremente entre las partes, y en su modalidad menos formal se refiere al acuerdo verbal entre ambas; y el implícito, relativo al conjunto más o menos definido de expectativas, promesas, obligaciones o comportamientos esperados que cada una de las partes formula privadamente respecto a lo que se espera recibir y se está dispuesto a dar en el marco de la relación de intercambio regulada por el contrato de trabajo. Este segundo componente, siempre presente de manera tácita en toda relación laboral, no contó con un término ni una definición más o menos precisa hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XX, cuando varios autores comenzaron a referirse a él denominándolo contrato psicológico. Así pues, se trata de un componente presente en toda relación laboral establecida entre un empleado y un empleador con un largo pasado, pero con una corta historia, y con un futuro cierto mientras se mantengan relaciones de intercambio entre individuos, aunque esté sometido a una continua discusión y necesidad de redefinición. Sin duda, las relaciones laborales actuales no son las mismas que hace medio siglo, puesto que, como señalaba Kompier (2006), “el mundo del trabajo ha cambiado porque el mundo ha cambiado” (p. 422). |
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