Mercado gastronómico "Papi Quiero Piña" : Patrimonio alimentario popular y cultural de Santander

El Mercado Gastronómico "Papi Quiero Piña" es un espacio arquitectónico que celebra, preserva y promueve el patrimonio alimentario popular y cultural de Santander, ofreciendo un entorno sostenible y atractivo para la producción, venta y disfrute de alimentos tradicionales y contemporáneos....

Full description

Autores:
Hernández Vesga, Daniela
Tipo de recurso:
Trabajo de grado de pregrado
Fecha de publicación:
2023
Institución:
Pontificia Universidad Javeriana
Repositorio:
Repositorio Universidad Javeriana
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.javeriana.edu.co:10554/66302
Acceso en línea:
http://hdl.handle.net/10554/66302
Palabra clave:
Mercado, Gastronómico, Bucaramanga, Cultural, Plaza de mercado, Sostenible, Patrimonio inmaterial, Equipamiento, Floridablanca
Market, Gastronomic, Bucaramanga, Cultural, Farmers Market, Sustainable, Intangible Heritage, Facilities, Floridablanca.
Arquitectura - Tesis y disertaciones académicas
Gastronomía - Bucaramanga (Colombia)
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
Description
Summary:El Mercado Gastronómico "Papi Quiero Piña" es un espacio arquitectónico que celebra, preserva y promueve el patrimonio alimentario popular y cultural de Santander, ofreciendo un entorno sostenible y atractivo para la producción, venta y disfrute de alimentos tradicionales y contemporáneos. El proyecto busca desarrollar un espacio de uso colectivo en el municipio de Floridablanca, que consolide actividades tanto comerciales como gastronómicas de alimentos de producción campesina, el cual logre adaptarse a las necesidades actuales de abastecimiento en la ciudad, fortaleciendo vínculos entre zonas rurales y urbanas que se han ido deteriorando debido a las dinámicas de industrialización alimentaria, resaltando la importancia de las plazas de mercado dentro de una sociedad, tal como lo evidencia la obra literaria clásica “La República” de Platón, quien destaca la función central de estos lugares como espacios de interacción social y comercial, que promueven la convivencia ciudadana, evidenciando su influencia perdurable en la configuración de las comunidades a lo largo de la historia. Todo esto se plantea dentro de un lote aledaño a un parador de buses informal llamado “Papi Quiero Piña” que surgió como resultado de una acción urbana hace más de 50 años con un campesino que llegó desde Lebrija a Floridablanca a montar su negocio de venta de piña, el cual, con el paso del tiempo, se convirtió en un punto de referencia icónico para viajeros y habitantes de la zona. Gracias a esto, en 2008 se inició la construcción de un portal de transporte masivo dentro del lote seleccionado, pero lamentablemente, debido a una mala gestión de recursos públicos, se convirtió en uno de los “elefantes blancos” más grandes del país, como lo menciona un artículo de un periódico local santandereano: “Se invirtieron cerca de $75 mil millones en esta edificación inconclusa, cuyas obras se adjudicaron en 2008 y debían terminarse en 2012.” (Vanguardia, 2019). Por otra parte, en Floridablanca, los pequeños agricultores y comerciantes de los municipios cercanos se han visto perjudicados debido a la disminución del interés en estos puntos de abastecimiento por parte de los ciudadanos. De las ocho plazas existentes, ni siquiera una de ellas cuenta con una infraestructura física apropiada ni con el espacio suficiente para la comercialización de este tipo de productos, siendo suplantados por los grandes centros comerciales y supermercados de cadena. Por esta razón, se identificó la oportunidad de recuperar este espacio de uso colectivo donde se aprovechen las determinantes de su contexto inmediato, lográndose establecer como un nuevo centro de actividad que conforme un tejido urbano entre el casco histórico de Floridablanca, el jardín botánico, el borde rural y la ciudad creciente, actualmente desarticulados por una autopista nacional. Se busca establecer una red que fomente la coexistencia de diversas actividades en un mismo sector, promoviendo el uso del espacio público y del paisaje, el mercado de alimentos de producción agrícola y el encuentro social entre la comunidad rural y urbana. Después de realizar una investigación exhaustiva sobre la historia culinaria y los platos tradicionales de Santander, se identificaron ingredientes autóctonos, técnicas de preparación, recetas tradicionales y aspectos culturales relacionados con la comida en la región. Esto sirvió como base para plantear un diseño integrando elementos arquitectónicos que reflejen la identidad cultural de Santander, como la utilización de materiales locales, colores, murales y huertas urbanas que evoquen la riqueza de la gastronomía regional. Así mismo, se plantean zonas de preparación abiertas y áreas de degustación que actúen como atractores para los visitantes y que promuevan la cultura culinaria local. Se propone una distribución estratégica de puestos de venta y áreas dentro del mercado que fomente la interacción entre los vendedores y los visitantes. Por último, se proyecta un "atrio verde agricultor para la ciudad" ubicado en la parte central del proyecto con la finalidad de convertirlo en un hito para los visitantes locales y extranjeros, mejorando las condiciones para la venta de productos campesinos y brindando la oportunidad de disfrutar de una experiencia gastronómica local única.