Darwin y la imposibilidad de las causas finales en la biología

La teoría de la selección natural propuesta por Charles Darwin en su obra El origen de las especies no solo colocó las bases para una explicación coherente de los hechos fundamentales de la biología (el origen común de los seres vivos, la diversidad de individuos y especies y la transmisión de carac...

Full description

Autores:
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2009
Institución:
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano
Repositorio:
Expeditio: repositorio UTadeo
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:expeditiorepositorio.utadeo.edu.co:20.500.12010/12270
Acceso en línea:
http://www.scielo.org.co/pdf/abc/v14s1/v14n4a6.pdf
http://hdl.handle.net/20.500.12010/12270
http://expeditiorepositorio.utadeo.edu.co
Palabra clave:
Aristóteles
Darwin
Dawkins
Causa final
Evolución
Filosofía de la biología
Teleología vs teleonomía
Teoría
Selección natural
Evolution
Final cause
Natural selection
Philosophy of biology
Teleology vs teleonomy
Rights
License
Abierto (Texto Completo)
Description
Summary:La teoría de la selección natural propuesta por Charles Darwin en su obra El origen de las especies no solo colocó las bases para una explicación coherente de los hechos fundamentales de la biología (el origen común de los seres vivos, la diversidad de individuos y especies y la transmisión de características hereditarias), sino que además introdujo maneras nuevas de hacer filosofía. La teoría de la selección natural hace superflua cualquier posibilidad de apelar a explicaciones de tipo finalista en la ciencia. Desde Aristóteles se conocen cuatro tipos de causa: la material, la formal, la eficiente y la final. Aunque la causa eficiente es el paradigma de explicación por excelencia de las ciencias naturales, la causa final sigue desempeñando un papel explicativo, por cuanto parece estar arraigada en nuestra estructura humana de pensamiento y la tendencia a presentar explicaciones finalistas sigue siendo recalcitrante. Quizá por estar los seres humanos tan familiarizados con la complejidad inherente a los procesos de diseño en las artes y en la técnica y quizá por la circunstancia de que los seres humanos organizamos casi todas nuestras acciones en torno a propósitos, es decir, a la definición de unos fines para los cuales buscamos unos medios, suponemos por vía de analogía que la naturaleza en su complejidad exige la presencia y acción de un diseñador inteligente. Kant en la Crítica de la facultad de juzgar hace una defensa del carácter “irrenunciable al género humano” de este modelo explicativo. Para controvertir esta opinión milenaria, me apoyaré, en investigaciones recientes de Richard Dawkins y de otros biólogos contemporáneos para mostrar con la evolución de ojos en la naturaleza que el surgimiento de órganos de alta complejidad puede ser explicado sin problema con la teoría de la selección natural propuesta por Darwin en 1859.