Historia de las leyes agrarias colombianas

Cuando en las postrimerías del siglo pasado, un francés llamado, Eliseo Relus, denunciaba con ojos avismasles la triste situación delos campesinos de Colombia, donde estos servidores del campo estaban obligados a trabajar como peones, al servicio de los grandes propietarios de tierras. Este latifund...

Full description

Autores:
Pérez Prasca, Samuel
Tipo de recurso:
Fecha de publicación:
1986
Institución:
Universidad Simón Bolívar
Repositorio:
Repositorio Digital USB
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:bonga.unisimon.edu.co:20.500.12442/8654
Acceso en línea:
https://hdl.handle.net/20.500.12442/8654
Palabra clave:
Derecho agrario
Desarrollo agrícola
Legislación agricola
Rights
restrictedAccess
License
Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional
Description
Summary:Cuando en las postrimerías del siglo pasado, un francés llamado, Eliseo Relus, denunciaba con ojos avismasles la triste situación delos campesinos de Colombia, donde estos servidores del campo estaban obligados a trabajar como peones, al servicio de los grandes propietarios de tierras. Este latifundio, herencia económica y social del coloniaje español dominaba en la estructura agraria colombiana después de su liberación y aún sigue dominando actualmente con todas las graves consecuencias, que esa forma de propiedad, trae consigo. Al igual que en todo el mundo, se ha dado el mismo fenómeno de la disparidad entre las leyes que tratan de proteger a los desvalidos campesinos. Así, a pesar de que la Constitución de la República y otras leyes, desde el año de 1821, consideran la propiedad territorial como una función social y le señalan diversas restricciones con el de ponerla al alcance de los labriegos sin fortuna, la verdad es que jamás se han cumplido. Para tener una visión clara de la problemática agraria, voy a citar las palabras del Dr. Francisco Niño Torres, quien refiriéndose a las condiciones del campesino colombiano en el departamento de Boyacá en 1936, decía "está obligado a prestar su trabajo al dueño del terreno durante doce horas al día por un salario que oscila entre veinte y cuarenta centavos diarios, sin salario dominical sin drogas, ni asistencia médica, sujeto al despido intempestivo con su alimentación insuficiente, durmiendo en cabañas casi primitivas; ese trabajador vive en un callejón sin salida, en que si no trabaja, se muere de hambre con sus hijos y si trabaja, se muere de miseria y de esclavitud".