Bioética y sus implicaciones en el Derecho

El presente texto el Dr. Eduard H. Rodríguez Meléndez, miembro activo del comité de Bioética de la Universidad de Santander, aborda las razones de un estudio triúnico del derecho de la vida, donde la validez, la justicia y la eficacia jurídica requieren un nuevo filosofar sobre el bios, el antropos...

Full description

Autores:
Rodríguez Meléndez, Eduard Humberto
Tipo de recurso:
Fecha de publicación:
2018
Institución:
Universidad Simón Bolívar
Repositorio:
Repositorio Digital USB
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:bonga.unisimon.edu.co:20.500.12442/6242
Acceso en línea:
https://hdl.handle.net/20.500.12442/6242
Palabra clave:
Ética
Bioética
Derecho y ética
Ciencia
Rights
openAccess
License
Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional
Description
Summary:El presente texto el Dr. Eduard H. Rodríguez Meléndez, miembro activo del comité de Bioética de la Universidad de Santander, aborda las razones de un estudio triúnico del derecho de la vida, donde la validez, la justicia y la eficacia jurídica requieren un nuevo filosofar sobre el bios, el antropos y el ethos desde varios interrogantes fundamentales: ¿Qué paradigmas existen en torno al bios y al antropos? ¿Qué implicaciones generan el pensamiento complejo en torno a la vida? ¿Qué movimientos paradigmáticos existen sobre a vida en el Derecho? y, ¿Cómo lograr un derecho ejemplarizante desde la bioética? Los anteriores interrogantes evocan una idea clara de la situación del abogado y su vocación en la protección de la bioética, ética e integridad cientifica de su quehacer investigativo, advirtiendolo sobre los peligros del reduccionismo epistemológico en ciertosparadigmas del Derecho donde priorizan el formalismo y tecnicismo, pero que se quedan cortos ante el ejercicio hermenéutico y axiológico sobre la transversalización del valor de la vida en el sistema jurídico y su interrelación con el ecosistema. Esto significa que la abogacía revela su compromiso ético con la vida (bios), siendo un pedagogo de la bioética, a través de la eticidad de su quehacer con la estética de la justicia y su concreción a través de la dignidad de todo ser humano y no humano. Por ello, el abogado que no defiende el valor de la vida traiciona su propia esencia y su vocación a lo justo.