Principios éticos para amarnos a sí mismo

La investigación tiene como propósito destacar es la necesidad de la revalorización de la figura del profesor y profesora, que con su testimonio de vida y en la interacción que, de manera permanente, desarrolla junto con sus alumnos y alumnas, consciente o no, desde su quehacer, ejerce una influenci...

Full description

Autores:
Scott Gómez, Rafael
Tipo de recurso:
Fecha de publicación:
1999
Institución:
Universidad del Magdalena
Repositorio:
Repositorio Unimagdalena
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unimagdalena.edu.co:123456789/2917
Acceso en línea:
http://repositorio.unimagdalena.edu.co/handle/123456789/2917
Palabra clave:
Valores en la educación
Principios éticos
Textos pedagógicos
Deberes y derechos
LCS-00100
Rights
restrictedAccess
License
atribucionnocomercialsinderivar
Description
Summary:La investigación tiene como propósito destacar es la necesidad de la revalorización de la figura del profesor y profesora, que con su testimonio de vida y en la interacción que, de manera permanente, desarrolla junto con sus alumnos y alumnas, consciente o no, desde su quehacer, ejerce una influencia en la formación ética de los educandos. Según Francisco De Roux nuestro país no construyó una ética civil, pues la moral católica, que recibimos por generaciones, se confundía, identificaba y correspondía con la ética ciudadana. Nuestras manifestaciones públicas, nuestra celebración de las fiestas religiosas era al mismo tiempo la celebración de las cosechas de nuestros campesinos. Y cuando considerábamos nuestro país al "Sagrado Corazón" lo hacíamos con la presencia de las instituciones civiles y militares. En Colombia se identifican tres morales, a saber: La vieja moral católica, reguladora de la sociedad tradicional. La moral capitalista del éxito, individualista, competitiva y acumulativa. La incipiente moral democrática, participativa y pluralista, que está en la base de nuestra Constitución Política de 1991. Antes obramos obedeciendo a la iglesia y a los partidos políticos, y la voz que se escuchaba era igual tanto en la familia como en la escuela. Vivíamos en un país esencialmente rural, en el cual se fueron dando grandes cambios económicos y una modernización a medias que fueron rompiendo las redes de solidaridad tradicionales y construyendo nuevas formas de convivencia ciudadana pero no lo suficientemente sólidas para reconocer al otro como diferente; En este proceso tampoco se fortaleció la Nación-Estado. Todos estos fenómenos unidos a nuestra historia de violencia acumulada fue preparando el camino para que cualquier comportamiento moral fuera permitido, desde la corrupción hasta la generalización de la violencia, el asesinato y la barbarie de las masacres.