RD Escritos Paulinos

Volver una y otra vez a tocar las propias raíces es siempre un servicio a la propia identidad. En este sentido, junto con el encuentro con Jesús, nada tan favorable al crecimiento en identidad cristiana y misionera como volver los ojos a Pablo de Tarso. Sus escritos nos ponen en contacto lleno de fr...

Full description

Autores:
Rendón Ospina, Gonzalo Antonio
Tipo de recurso:
Work document
Fecha de publicación:
2008
Institución:
Claretiana
Repositorio:
Claretiana
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.uniclaretiana.edu.co:123456789/1634
Acceso en línea:
https://repositorio.uniclaretiana.edu.co/handle/123456789/1634
Palabra clave:
Escritos bíblicas
Escritos paulinos
Rights
restrictedAccess
License
http://purl.org/coar/access_right/c_16ec
Description
Summary:Volver una y otra vez a tocar las propias raíces es siempre un servicio a la propia identidad. En este sentido, junto con el encuentro con Jesús, nada tan favorable al crecimiento en identidad cristiana y misionera como volver los ojos a Pablo de Tarso. Sus escritos nos ponen en contacto lleno de frescor e inmediatez con los orígenes cristianos. Son, si no lo primero que se escribió entre cristianos, al menos lo más antiguo que se nos ha conservado. Probablemente la primera carta a los tesalonicenses sea el más antiguo escrito de la Iglesia. Por otra parte, la producción literaria paulina (de Pablo y de su escuela) tiene una extensión considerable. Tres quintas partes del Nuevo Testamento no narrativo nos llegan a su nombre; y hay escritos neotestamentarios a nombre de otros apóstoles que están inconfundiblemente "tocados" de paulinismo. No sólo las cartas "de Pedro" o la obra lucana; hace mucho tiempo se ha destacado la abundancia de terminología paulina en el evangelio de Marcos. En cuanto nosotros sabemos, Pablo fue el primer pensador cristiano de envergadura, el que, con su genial interpretación de la revelación judía a la luz de su culminación en Cristo, pudo legitimar la pretensión cristiana, cronológicamente anterior a él, de ser el nuevo y definitivo pueblo de Dios y de llevar un comportamiento en consecuencia. Su talla teológica ha hecho de él una figura normativa e insoslayable en toda la reflexión cristiana posterior. Su influjo ha sido decisivo en los esquemas teológicos occidentales, tanto católicos como protestantes. Y, en todo momento de controversia o de renovación eclesial, Pablo ha sido referencia obligada. Pero él no fue principalmente un pensador, sino un misionero. Su entrada en la Iglesia supuso un impulso gigantesco y definitivo a la misión tanto entre judíos como entre paganos (con preferencia por éstos). Trabajador y organizador infatigable, supo organizar en torno a sí verdaderos equipos de evangelización y superar, a veces en situación martirial, cuantos obstáculos se le fueron atravesando en el camino. Su expresión "desde Jerusalén hasta el Ilírico y en todas direcciones lo he llenado todo del evangelio de Cristo" (Rm 15,19) es mucho más que lenguaje hiperbólico de un oriental.