Una estación al territorio: adentrarse en el horizonte, demorarse en el asombro
Con el deseo de proponer una arquitectura que propicie demorarse en los encuentros, Una Estación al Territorio se entierra en la última curva del Tren de La Sabana de Bogotá -antes de llegar a la Estación de la Sabana- para rescatar la confluencia entre regiones. Su ubicación es estratégica, pues bu...
- Autores:
-
Prada Malagón, Laura María
- Tipo de recurso:
- Trabajo de grado de pregrado
- Fecha de publicación:
- 2024
- Institución:
- Universidad de los Andes
- Repositorio:
- Séneca: repositorio Uniandes
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repositorio.uniandes.edu.co:1992/74810
- Acceso en línea:
- https://hdl.handle.net/1992/74810
- Palabra clave:
- Confluencia
Demorarse
Encuentros
Horizonte
Territorio
Arquitectura
- Rights
- openAccess
- License
- Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International
Summary: | Con el deseo de proponer una arquitectura que propicie demorarse en los encuentros, Una Estación al Territorio se entierra en la última curva del Tren de La Sabana de Bogotá -antes de llegar a la Estación de la Sabana- para rescatar la confluencia entre regiones. Su ubicación es estratégica, pues busca resaltar la curva, el momento en el que la mirada se encuentra con el abra de los cerros Monserrate y Guadalupe y el tren disminuye su velocidad. De esta manera se entiende el tren como el deseo histórico de unir el territorio colombiano. Enterrar el proyecto en este espacio es un gesto al territorio, pues en su concepción está el objetivo de rescatar el deseo del tren por traer las regiones a Bogotá. El proyecto, al ser una parada para el peatón y no para el tren, deforma el suelo para demorar el recorrido y direccionar las miradas, dando paso a encuentros asombrosos que dilatan el tiempo. Al estar ubicado entre La Estación de La Sabana y la Plaza de Paloquemao, propone ser una extensión de ambos epicentros de la cultura para complementarlos. El volumen que colinda con la Avenida Calle 19 es el Centro Cultural de Artes y Oficios Tradicionales que ofrece talleres de oficios, salones de práctica para danza folclórica y espacios para exponer y comercializar las artesanías de tradición. Mientras tanto, el Centro de Patrimonio Gastronómico, más cercano a Paloquemao, busca ser un espacio de archivo, investigación y creación a partir de la gastronomía tradicional. Todo el que haga parte de Una Estación al Territorio, se permitirá entender que el proyecto es una búsqueda por conformar identidad y rescatar el sentido de pertenencia hacia el territorio a partir de una mirada curiosa que vuelve algo tan cotidiano como mirar hacia los cerros orientales un encuentro asombroso. Por su ubicación es una mirada al horizonte de los cerros orientales, un elogio al límite terrestre visible conformado por estas montañas que han sido parte de la identidad bogotana desde siempre. Este elogio se extiende a nivel territorial cuando se entiende el horizonte de la montaña y de la cordillera como los que han forjado el país. La Estación usa la planicie para admirar la montaña y al enterrarse para conformar espacio se vuelve montaña en sí misma. Invita a demorarse en el asombro en el momento en que los sujetos entran a la tierra por medio de rampas, terraceos y escaleras descansadas. Moldear la tierra para conformar espacio es el fundamento que le da importancia a la arquitectura estereotómica como la que está directamente ligada a la tierra donde nace. La intervención, al querer conectar a las personas con el territorio es reiterativa con la idea de entrar a la tierra. El gesto de bajar y entrar a la tierra es un ritual en el tiempo acompañado por la materialidad propuesta. Por esto, los muros de contención se funden usando las arcillas turbas y arcillas arenosas como formaleta, dejando el rastro y la huella de la tierra que acompañan el recorrido. Los muros que no son de contención son la extensión de la tierra misma, ya que se propone usar la técnica de tierra reforzada con concreto fundido por tramos que alude a las capas del tiempo de la tierra al superponerse. Buscando ser un espacio para la rememoración del encuentro de territorios, el proyecto es un recorrido que orienta su mirada hacia las tradiciones que han forjado a Colombia. El espacio funciona como un mirador del entorno geográfico, pero también es un mirador que simbólicamente observa hacia afuera de Bogotá, hacia las regiones. Es un espacio que celebra las tradiciones artesanales, de oficios y gastronómicas. En su función urbana como centro cultural, la intervención se plantea como un juego que permite demorar la mirada en los instantes de asombro que tenemos enfrente, desde la vista a los cerros orientales, hasta el efímero paso del tren y la llegada de los productos a la plaza de mercado. Una estación al territorio es la celebración de los encuentros que, al demorarse, nos permiten apreciar lo que nos ha traído hasta aqui. |
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