La constitución de 1991 y el ideario liberal

La tesis principal de este libro consiste en presentar la Constitución de 1991 como de estirpe liberal tanto en lo filosófico-político como en lo partidista, sin que ello implique que sea excluyente y deje de lado su esencial carácter nacional, obra de distintos partidos y personalidades. Lo es en t...

Full description

Autores:
Uribe Vargas, Diego
Tipo de recurso:
Book
Fecha de publicación:
1995
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/53444
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/53444
http://bdigital.unal.edu.co/48021/
Palabra clave:
3 Ciencias sociales / Social sciences
32 Ciencia política / Political science
34 Derecho / Law
Democracia participativa
Derechos
Garantías
Deberes
Partidos políticos
Rama legislativa
Rama ejecutiva
Rama judicial
Organización electoral
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:La tesis principal de este libro consiste en presentar la Constitución de 1991 como de estirpe liberal tanto en lo filosófico-político como en lo partidista, sin que ello implique que sea excluyente y deje de lado su esencial carácter nacional, obra de distintos partidos y personalidades. Lo es en tanto realización de las tesis y programas que el liberalismo habla planteado durante su historia y por los cuales habla realizado distintas batallas parlamentarias, de prensa, de opinión, desde el gobierno e incluso desde la lucha armada, pero que habla visto frustrar o mediatizar y detener por los compromisos del poder compartido y en veces por la inconsecuencia de sus dirigentes. Precisamente lo que Diego Uribe Vargas quiere resaltar es la presencia de la democracia social y del liberalismo en la Constitución de 1991. Todo esto con el armazón conceptual ya presente en su ensayo mencionado acerca del apego de los colombianos al derecho, a las fórmulas jurídicas como manera de resolver los conflictos bélicos y políticos. Constituye un hecho de la cultura y de la sociedad nacional la existencia de un discurso constitucional como parte de la nacionalidad en sus múltiples dimensiones, con un hilo histórico y una tradición, que se presenta como pesado lastre de anacrónicos privilegios o como fuente de ímpetu renovador y creativo. De ahí que en la Constitución de 1991 esté presente esa tradición en su doble condición, al mismo tiempo que el universo de influencias de la renovación constitucional y política que se vive en Iberoamérica, especialmente desde la aprobación de la nueva constitución española de 1979, que tanta influencia ha tenido en el reformismo institucional en América Latina La Constituci6n de 1991 es hija de la más grande crisis nacional de los últimos treinta años, de las necesidades de las nuevas formas de la economía, de las relaciones internacionales, del desarrollo de las diferentes realidades del país nacional y de las demandas democráticas de sus gentes de toda condici6n por superar las violaciones permanentes. Obedece a la necesidad de diseñar nuevas instituciones acordes con los tiempos actuales yola búsqueda de una nueva legitimidad jurídica y política para la República, cuyas instituciones hadan agua y se anunciaba un inevitable naufragio. Con la nueva conslituci6n se pone fin a la República autoritaria y reaccionaria consagrada constitucionalmente y se inaugura --es lo esperado- la República moderna, el estado de derecho democrático -burgués. Tal es el significado más profundo de la transformaci6n constitucional que estarnos viviendo. La columna vertebral ideológica de la nueva constitución colombiana es el liberalismo n concertaci6n con otras doctrinas o posturas doctrinarias, ya que están también presentes la doctrina social de la Iglesia católica, el derecho natural, el intervencionismo estatal y el liberalismo económico de propiedad y empresa, la socialdemocracia con su fórmula de estado social de derecho y el jacobinismo con la soberanía popular, el derecho internacional de los derechos humanos. Un arco iris de posturas que coinciden en la formulaci6n política haciendo de esta Constitución, como lo dice Diego Uribe Vargas, un propósito programático. Sin embargo, existen contradicciones y hasta incongruencias en las formulaciones propias de una Asamblea heterogénea, plural en lo político, lo religioso y lo étnico. La Constitución del 91 es todavía en materia de libertades públicas, de derechos humanos y de democracia social una constitución formal. Para que ella sea una institución real en estos aspectos necesita voluntad política para el logro de estos propósitos, superar los paraestados legales e ilegales existentes, las matrices estructurales generadoras de violencia en gran e5cala y reducir sus actores más protagónicos, conformar los movimientos políticos, culturales y sociales capaces de realizar la gran reforma social y el nuevo modelo económico que Colombia requiere en este momento decisivo de su historia. En su documentado libro sobre la Constitución de 199/ el profesor Diego Uribe Vargas tiene una postura de exegeta positivo y optimista de la importancia de la Carta Política. Se interesa en resaltar sus bondades, explicar sus significados más evidentes y ocultos. Lo hace con conocimiento de actor y coautor de la criatura y en ese sentido tiene un valor innegablemente testimonial, proviniendo de uno de sus protagonistas más destacados.