Materialismo y epistemología

No intentaremos dar, al comienzo, una definición del materialismo. Nos limitaremos a señalar el lugar teórico en el que se inscribe nuestro propósito. Ese lugar está determinado negativamente. No existe ya un punto fijo desde el que alguien pudiera esperar, así fuere en su forma simple, recobrar la...

Full description

Autores:
Desanti, Jean T.
Florián, Víctor
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1973
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/40221
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/40221
http://bdigital.unal.edu.co/30318/
Palabra clave:
Teoría de la ciencia
realidad
racionalidad
fenómeno
Materialismo dialéctico
Marxismo
Categorías
Sistema
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:No intentaremos dar, al comienzo, una definición del materialismo. Nos limitaremos a señalar el lugar teórico en el que se inscribe nuestro propósito. Ese lugar está determinado negativamente. No existe ya un punto fijo desde el que alguien pudiera esperar, así fuere en su forma simple, recobrar la configuración del saber, y proponer con base en ello, su clausura (fermeture). No es la tentación la que falta, sino elinstrumento que permitiría ceder (a ella) de una manera convincente Ni por el lado del sujeto, ni por el lado del concepto, ni por el lado de la Naturaleza encontramos hoy con que alimentar y llevar a cabo un discurso totalizante. Mejor valdría tener en cuenta esto, y renunciar a librar sobre este punto un combate anacrónico en la retaguardia. Tenemos que vérnosla con las ciencias. Estas han penetrado nuestras prácticas sociales al punto que, privados de ellas, pereceríamos desarmados en el mundo de las cosas. Su práctica milenaria ha depositado en nosotros exigencias y estereotipos que en adelante no pueden desarraigarse. Lo que llamamos lo Real es puesto ahora como un dominio de racionalidad en el que se inscriben las normas de nuestra cientificidad, ramificándose y enriqueciéndose, en un movimiento del que no podemos entrever, salvo una catástrofe, el final. Lo desconocido ha adquirido para nosotros el rostro de lo provisional: el horizonte del mundo se volvió el horizonte de nuestra razón fabricada e instruida en la práctica de las ciencias. Es posible deplorarlo y lamentar el tiempo en que se podía, con la aparienciadel buen derecho, santificar las lagunas del saber y encontrar enellas ocasión para rejuvenecer viejos mitos, Sobre este punto hay que resolverse a hacer las cuentas y a pagarlas. Nadie puede saltar a pie juntillas sobre su propio presente. Si el espesor del nuestro encierra la configuración que las ciencias dan al mundo, hay que asumirlo sin enceguecernos ni perdernos.