Sabios y sabias: saber y género

El texto de Florance se inicia con unas primeras consideraciones sobre el lenguaje y la palabra masculina. Enuncia cómo éste es expresión de un orden jerárquico de la vida social y de una cultura, androcéntrica. En efecto, afirma Florance que en las conversaciones reproducimos la tradicional divisió...

Full description

Autores:
Thomas, Florence
Tipo de recurso:
Book
Fecha de publicación:
2004
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/51060
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/51060
http://bdigital.unal.edu.co/45107/
Palabra clave:
3 Ciencias sociales / Social sciences
36 Problemas y servicios sociales, asociaciones / Social problems and social services
Heteronormatividad
División Sexual del Trabajo
Sistema sexo/género
Feminidades/Masculinidades
Sexismo
Androcentrismo
Exclusión social
Condiciones sociales
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:El texto de Florance se inicia con unas primeras consideraciones sobre el lenguaje y la palabra masculina. Enuncia cómo éste es expresión de un orden jerárquico de la vida social y de una cultura, androcéntrica. En efecto, afirma Florance que en las conversaciones reproducimos la tradicional división sexual que legitima el actuar de hombres y mujeres en la sociedad. “Las mujeres no hemos sido nombradas, como sujetos culturales, afirma categóricamente la autora, “por siglos fuimos excluidas, de forma que cuando se conversa no aparecemos en el lenguaje y éste se encuentra construido en masculino”. Por ser el hombre el ordenador universal de la cultura, es al mismo tiempo quien organiza la gramática, la sintaxis, la escritura y en general, el discurso. Esta situación sumada a la exclusión de la mujer del mundo público, ha negado la construcción cultural como un espacio para la expresión femenina. De forma que no sólo las mujeres hemos estado marginadas del saber institucional, sino que cuando participamos en éste en lugares como la academia, tendemos a reproducir la tradicional división sexual de roles. Las mujeres asumimos profesiones y saberes más propicios a la actitud de servicio que nos ha caracterizado, mientras los hombres tienden a las llamadas ciencias duras, caracterizadas por la pretensión de objetividad plena y un mayor prestigio social.