Una propuesta ética, en otras palabras

La vieja costumbre de leer el periódico en las primeras horas de la mañana, o de mirar los noticieros televisados se ha convertido en una práctica masoquista, muy a nuestro pesar, para miles de colombianos y colombianas. Porque lo que ha sido complicado pero posible en otros países, parece imposible...

Full description

Autores:
Enríquez Riascos, Norma
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1997
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/53180
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/53180
http://bdigital.unal.edu.co/47707/
Palabra clave:
3 Ciencias sociales / Social sciences
36 Problemas y servicios sociales, asociaciones / Social problems and social services
Cultura de la Paz
Feminismo Pacifista
Derechos Humanos
Ética Feminista
Sororidad
Mujeres Constructoras de Paz
Guerra
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:La vieja costumbre de leer el periódico en las primeras horas de la mañana, o de mirar los noticieros televisados se ha convertido en una práctica masoquista, muy a nuestro pesar, para miles de colombianos y colombianas. Porque lo que ha sido complicado pero posible en otros países, parece imposible en el nuestro: lograr mantener la vida, vía la obtención de la paz. Por el contrario, en los últimos años, se observa una tendencia al endurecimiento de las posturas de fuerza como soluciones a los innumerables conflictos que cruzan el país de sur a norte y de oriente a occidente; pero lo que convierte esas posturas en la posibilidad de una guerra permanente, es que ellas son defendidas abiertamente por quienes tienen en sus manos el poder de destruir, de silenciar, de aniquilar a aquellos a quienes por diversas razones consideran a sus enemigos. Y a la zaga de estos, una población silenciosa escindida en su animosidad, a favor de unos u otros, que se identifica con sus propuestas, con sus prácticas, sin avisorar siquiera lo que se desprenderá del "éxito" de cualquiera de los actores comprometidos en una guerra sin cuartel. Existen también, quienes añoran la posibilidad de vivir en paz, de encontrarse cara a cara con sus parientes y amigos sin que su saludo esté mediado por la constatación de un episodio luctuoso, pero que en medio de su quehacer cotidiano, de la resolución diaria de sus problemas vitales, solo sueñan con la tranquilidad, sin sentirse para nada cómplices de la guerra que ellos piensan no es la suya, ni con la paz, de la que no se sienten compromisarios. Su pequeño mundo constreñido a sus intereses próximos, parece todavía estar seguro y por lo tanto, la salida consiste en observar, soñar y esperar que la situación cambie.