Lo que no tiene nombre [reseña]
Se dice que no hay dolor comparable a la pérdida de un hijo, y también que ese dolor se duplica cuando la muerte es por suicidio. Ante hechos como ése, es difícil imaginar la tarea de buscar las palabras, de ordenarlas sobre un papel. Hay quienes sostienen que ante un dolor monstruoso, un daño monum...
- Autores:
-
Castellanos Llanos, Gabriela
Bonnett Vélez, Piedad
- Tipo de recurso:
- Article of journal
- Fecha de publicación:
- 2013
- Institución:
- Universidad Nacional de Colombia
- Repositorio:
- Universidad Nacional de Colombia
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repositorio.unal.edu.co:unal/53862
- Acceso en línea:
- https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/53862
http://bdigital.unal.edu.co/48551/
- Palabra clave:
- 3 Ciencias sociales / Social sciences
86 Literaturas española y portuguesa / Literatures of specific languages and language families
92 Biografía, genealogía, insignias / Biography and genealogy
Autoras colombianas
Relatos personales
Bonnett Vélez, Piedad,
Familia
Narrativa femenina
Suicidio
Maternidad
Reseña de libros
- Rights
- openAccess
- License
- Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Summary: | Se dice que no hay dolor comparable a la pérdida de un hijo, y también que ese dolor se duplica cuando la muerte es por suicidio. Ante hechos como ése, es difícil imaginar la tarea de buscar las palabras, de ordenarlas sobre un papel. Hay quienes sostienen que ante un dolor monstruoso, un daño monumental, no hay palabra apropiada. J.D. Salinger puso en boca de su personaje Seymour Glass esta sentencia: al conmemorar la batalla de Gettysburg, donde murieron 50,000 soldados durante la Guerra Civil, “Lincoln debió subir al podio y agitar el puño ante la muchedumbre en vez de decir un discurso”, su famoso “Gettysburg Address”. Y recordemos que Sartre renegó de su novela La Náusea, declarándola carente de valor ante un niño que muere de hambre. Sin embargo, hay quienes no sólo tienen fe en el poder sanador de la palabra, sino que además necesitan enfrentar el dolor con ella. En este libro, Piedad Bonnett se enfrenta al infierno de ver a su hijo perder la razón, verlo descender a la locura, luchar durante años por mantenerse cuerdo y funcionando, y por último escoger la liberación que sólo podía llegar con la muerte. Es difícil leer estas páginas, pero Bonnett recurre a la sabiduría de autores como Javier Marías, Borges, Wislawa Szymborska, Nabokov, y a sus propios poemas, para tratar de entender lo inexplicable, pero sobre todo para llenar de humanidad el horror al que tiene que enfrentarse. |
---|