Maternidad y gestación de vida: su problematización al final del siglo

Pensar que la maternidad, sin duda figura central de la feminidad y eje articulador de la identidad femenina, se constituye hoy en un campo de problematización, podrá parecer para algunos, e incluso algunas, algo exagerado, desproporcionado o apocalíptico. En efecto durante siglos las mujeres se han...

Full description

Autores:
Thomas, Florence
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1996
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/53169
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/53169
http://bdigital.unal.edu.co/47696/
Palabra clave:
3 Ciencias sociales / Social sciences
36 Problemas y servicios sociales, asociaciones / Social problems and social services
Maternidades
Identidad Femenina
Representaciones Culturales
Roles de Género
Domésticidad
Perspectiva Feminista
Sistema Sexo-género
Determinismo Biológico
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:Pensar que la maternidad, sin duda figura central de la feminidad y eje articulador de la identidad femenina, se constituye hoy en un campo de problematización, podrá parecer para algunos, e incluso algunas, algo exagerado, desproporcionado o apocalíptico. En efecto durante siglos las mujeres se han reconocido en la figura de la madre, una representación cultural de tanta fuerza que llegó a significarnos del todo y a invadir nuestra subjetividad a tal punto que se ha convertido en la metáfora por excelencia de nuestra manera de ser en el mundo ... o más exactamente de no ser. Así, el rol materno era el rol femenino por definición. La maternidad, con sus dos colaterales de esposidad y domesticidad, debía llenar nuestras expectativas porque llenaba las expectativas de los hombres. La cultura patriarcal logró convertirnos en espejos dotados de la virtud mágica y deliciosa de reflejar la figura del hombre, dos veces agrandada como nos lo recuerda Virginia Woolf en una de sus obras. En efecto y hasta hoy, pertenecer al género femenino había significado adaptarse a las fantasías, deseos y temores de los hombres en relación a lo femenino. Había significado posicionarse como ser de otro, al servicio de otro. Encerrada en las múltiples prácticas sociales de la maternidad que lograron normativizar los deseos femeninos casi exclusivamente alrededor del deseo maternal, de alguna manera, la mujer madre había sido apropiada materialmente y por consiguiente desposeida mentalmente. Volviéndose permeable al mundo se perdía a si misma porque perdía el sentido de sus límites; personaje errante, sin habitación propia, no tanto física sino sobre todo subjetiva y por consiguiente, sin si mismo, debía permanecer como una simple herramienta de la naturaleza, Durante siglos el deseo de procrear fue el único posible y legítimo.