Ciudades de papel: (ensayos diversos)

De arriba hacia abajo, del cielo a la tierra, o el trazo en la piel La ciudad o las ciudades. Un horizonte se abre desde esa disyuntiva. Un horizonte que no se refiere ni alude a un mero capricho lingüístico, a un malabar del lenguaje. La primera -la ciudad-es esa dimensión que el habla cotidiana, a...

Full description

Autores:
Rojas López, Manuel Bernardo
Tipo de recurso:
Work document
Fecha de publicación:
2003
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/55997
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/55997
http://bdigital.unal.edu.co/51551/
Palabra clave:
3 Ciencias sociales / Social sciences
71 Urbanismo y arte paisajístico / Landscaping and area planning
Urbanismo - Aspectos sociales
Urbanismo - Colecciones de escritos
Ciudades y pueblos - Ensayos
Sociología urbana
City planning - Social aspects
City planning - Collected works
Cities and towns - Essays
Sociology, urban
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:De arriba hacia abajo, del cielo a la tierra, o el trazo en la piel La ciudad o las ciudades. Un horizonte se abre desde esa disyuntiva. Un horizonte que no se refiere ni alude a un mero capricho lingüístico, a un malabar del lenguaje. La primera -la ciudad-es esa dimensión que el habla cotidiana, aun la que se presenta como erudita, tiende a utilizar y a considerar como legitima; singulariza aquello que, quizás, solo sea comprensible desde su multiplicidad, desde el carácter errático y mudable, es decir, singulariza y abstrae de un cumulo de diferencias. Mientras que hablar de ciudades sea la forma en que este último componente, lo múltiple, emerja al tratar de horadar en la superficialidad de lo plural -como quien trata de perforar un charco de agua en la calle y se topa con las muchas gotas que Ie salpican el rostro y el cuerpo-. Concisa la primera forma de hablar, errática la segunda. La primera permitiría tener un horizonte de definiciones y de certezas, de una manera tal en donde bien podría pensarse que algo se puede asir con un cierto gesto de la voluntad (bien sea la de quien dirige, bien la de quien de algún modo, trata de comprender); la segunda haría gala de las potencias de lo errabundo y de los imposibles mecanismos para asir eso que llamamos la ciudad y que descubre en cada lugar las potencias de su desbarajuste. Ciudad o ciudades, bien podría, empero, parecer una falaz distinción: por un lado nada de aquello que esta presentado en el horizonte de esa dicotomía podría hacernos pensar en la necesidad de tomar partido; por otro, porque establecer esa separación implicaría estar atrapado en una visión, si acaso no maniquea, si por lo menos a los rasgos que conducen a un proceso identitario que bien nos acercaría a una metafísica de lo citadino que no estaría -gracias a una especie de exorcismo o bien gracias a un silencio sospechoso-, dispuesta a considerar la maldición que recorre todo aquello que alude a la ciudad. En otras palabras, no se trata de tomar lugar o de decidir por una u otra posibilidad; se trata de moverse en otro plano que no esté dentro, pero tampoco fuera de ese carácter dicotómico; se trata de hacer un ejercicio deconstructivo