Pián y campaña antipiánica en colombia
Quien mire con algún detenimiento la carta geográfica de nuestro país, observará que es muy poco lo que dicen a su cultura general y aún a su concepto de la nacionalidad el gran número de nombres escritos sobre el perfil de la Costa del Pacífico y el Golfo de Urabá. Indudablemente a nadie le pasarán...
- Autores:
-
López Narváez, Gerardo
- Tipo de recurso:
- Article of journal
- Fecha de publicación:
- 1956
- Institución:
- Universidad Nacional de Colombia
- Repositorio:
- Universidad Nacional de Colombia
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repositorio.unal.edu.co:unal/35512
- Acceso en línea:
- https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/35512
http://bdigital.unal.edu.co/25593/
- Palabra clave:
- infecciones
treponema pallidum
enfermedades tropicales
- Rights
- openAccess
- License
- Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Summary: | Quien mire con algún detenimiento la carta geográfica de nuestro país, observará que es muy poco lo que dicen a su cultura general y aún a su concepto de la nacionalidad el gran número de nombres escritos sobre el perfil de la Costa del Pacífico y el Golfo de Urabá. Indudablemente a nadie le pasarán inadvertidos los nombres de Buenaventura y Tumaco: este por su pretérito esplendor y su reciente acabamiento por el fuego, y aquél porque corresponde a nuestro único puerto sobre el Mar de Balboa. Quizá algunos literatos recuerden que ese es el llamado "Litoral recóndito" por un ilustre hijo del Chocó; otros pocos sabios estarán informados de que hay estudios para la ello el Atrato y algunos ríos que, como el Truandó y el Napipí, nacen cerca de aquél y rinden en alguna forma sus aguas al Pacífico; los estudiosos de la historia tal vez recuerden que desde unos de estos ríos tributarios del Pacífico fue pasado por tierra un barco (el lugar conserva aún el nombre de "El Arrastradero") hasta el Atrato para sorprender por retaguardia a quien se sentía dueño absoluto de esa importante arteria fluvial y derrotarlo así, más que por la potencia bélica, por el pavor que le causara la aparición fantástica del enemigo. Pero el común de los colombianos tiene de esas regiones tan sólo la deformada idea que se ha ido concibiendo a través de fabulosas crónicas de viajeros que han permanecido cómodamente sentados en los cafés de Tumaco y Buenaventura, o de las fragmentarias descripciones de investigadores que se han adentrado en algunos lugares de esa vasta región y cuyos relatos solamente interesan de verdad a unos pocos. |
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