Un reto para la democracia, un reto para la paz: feminizar el mundo

En los albores del siglo XXI y de un nuevo milenio, en medio de la guerra, la muerte, los secuestros, las desapariciones, la constante violación de derechos humanos, la corrupción, la intolerancia y una dosis de violencia diaria que hace tiempo nos hubiera debido aniquilar, en medio también de una c...

Full description

Autores:
Thomas, Florence
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2001
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/53080
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/53080
http://bdigital.unal.edu.co/47586/
Palabra clave:
3 Ciencias sociales / Social sciences
36 Problemas y servicios sociales, asociaciones / Social problems and social services
Perspectiva Feminista
Sororidad
Participación de Mujeres en Procesos de Paz
Ejercicio de la Ciudadanía
Reconocimiento de Derechos
Modernidad
Equidad de Género
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:En los albores del siglo XXI y de un nuevo milenio, en medio de la guerra, la muerte, los secuestros, las desapariciones, la constante violación de derechos humanos, la corrupción, la intolerancia y una dosis de violencia diaria que hace tiempo nos hubiera debido aniquilar, en medio también de una carencia de grandes utopías capaces de mostrarnos un camino esperanzador, urgen nuevas miradas sobre el mundo dentro de las cuales nos parece fundamental, entre otras, por supuesto, la mirada femenina. Más que nunca hoy, el mundo y particularmente Colombia, necesita a las mujeres, por lo menos a éstas que entendieron que el feminismo es un humanismo y hablo de este feminismo de hoy, del siglo XXI, ese que trabaja por el reconocimiento y la valoración de las diferencias desde marcos civiles, jurídicos y políticos de igualdad; este feminismo postmoderno que fue probablemente el primero en cuestionar el concepto de Sujeto del pensamiento occidental abriendo la puerta y dando la bienvenida a las diferencias, a todos los y las que no se reconocían en este gran sujeto de la modernidad, ese gran sujeto que descubrimos más varón que universal, de raza blanca, burgués, judeo-cristiano y heterosexual, pero ante todo varón ... un varón que se decía moderno a pesar de no permitir el acceso de las mujeres (y de muchos otros grupos) a los beneficios de la modernidad; este feminismo que denunció la separación radical entre un universo privado sentimentalizado y un universo público racionalizado y que entendió que palabras tales como convivencia, tolerancia, respeto, solidaridad, equidad, paz y democracia -palabras tan utilizadas hoy en nuestro país- se tienen que practicar no solo allá en los escenarios políticos y los espacios públicos, sino ante todo en lo más invisible de la organización social: el espacio de lo privado, ese patio de atrás donde tratamos de encontrarnos, amarnos y convivir hombres y mujeres; si no se produce desplazamiento de lo público a lo privado, a partir del reconocimiento de que lo personal también es político, nos será de verdad muy difícil seguir creyendo en la democracia y mucho menos en una paz que sea capaz de extralimitarse de lo público a lo privado.