Colombia: lo diverso, lo múltiple y la magnitud dispersa

Cuando los mercaderes e intérpretes que Andagoya había llevado desde la provincia del Birú (actual Chocó), le informaron a Pizarro sobre lo que existía al sur del mar Pacífico, su interés se centró en descubrir y conquistar el Pirú.  Aunque el término es una corrupción de Birú, los europeos aceptaro...

Full description

Autores:
Tovar Pinzón, Hermes
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1992
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/28370
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/28370
http://bdigital.unal.edu.co/18418/
Palabra clave:
98 Historia general de América del Sur / History of ancient world; of specific continents, countries, localities; of extraterrestrial worlds
El Dorado
identidad
territorio
indígenas
historia
fragmentación
geografía
arqueología
etnología
colonización
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:Cuando los mercaderes e intérpretes que Andagoya había llevado desde la provincia del Birú (actual Chocó), le informaron a Pizarro sobre lo que existía al sur del mar Pacífico, su interés se centró en descubrir y conquistar el Pirú.  Aunque el término es una corrupción de Birú, los europeos aceptaron que todo lo que existía desde el golfo de San Miguel hacia el sur era Pirú. Desde entonces el Pirú se convirtió en una magnitud unificada, en un sueño que sólo podía tener representación en la realidad a través de grandes tesoros y riquezas. Cuando Cortés supo de México Tenochtitlan, se lanzó a la conquista de un gran imperio, que después de sojuzgado se llamaría la Nueva España. Otras conquistas realizadas tanto al norte como al sur de lo que serían los grandes virreinatos de México y Perú, parecen desleírse entre el asombro que causo en Europa la fastuosidad de ciudades, riquezas, mercados y sistemas de control político que imperaban en los dos extremos de lo que hoy es nuestra América Latina. En contraste con este espectáculo de magnitudes que cambio la faz del mundo, la Tierra Firme apenas aportaba volúmenes modestos de riquezas, que invitaban a tozudos empresarios a no abandonar un destino que ilusamente les abriría las puertas de un dorado. La riqueza del Nuevo Mundo era proporcional a las culturas descubiertas y, durante 40 años (1550-40), en la actual Colombia, los europeos fueron engarzando a sus conquistas un rosario de pueblos, esparcidos por las llanuras, los valles interandinos y los Andes septentrionales. Esta aparente pobreza, sin embargo, atraía y suministraba a quienes iban llegando con sus fardos vacíos, láminas, figurillas y pepitas de oro con que inflaban de esperanzas, la ilusión de una vida de honor y de grandeza. Hecho de culturas minúsculas, como de complejas organizaciones políticas, el territorio de la actual Colombia ofrecería toda su riqueza a miles de conquistadores, para que pudieran constituir una sociedad en donde la estructura del poder pudiera organizarse con gran autonomía local y regional. Al final Colombia disponía de una riqueza diseminada en multiplicidad de centros de producción. Sobre su territorio nunca hubo una unidad política, ni hegemonías de caciques y señores prehispánicos, sino una gran diversidad de empeños y de culturas, fundamentados todos sobre recursos ocultos bajo una gran magnitud dispersa.