Editorial: la guerra y el progreso médico

Los más optimistas aceptan que la guerra del 14 trajo como consecuencia ciertos progresos médicos y, sobre todo, quirúrgicos, y citan como ejemplos los nuevos métodos de curación de las heridas por medio de la técnica de Dakin, las ligaduras intracapsulares de Kikusi, las suturas arteriales circular...

Full description

Autores:
Gnecco Mozo, Francisco
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1940
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/41258
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/41258
http://bdigital.unal.edu.co/31355/
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:Los más optimistas aceptan que la guerra del 14 trajo como consecuencia ciertos progresos médicos y, sobre todo, quirúrgicos, y citan como ejemplos los nuevos métodos de curación de las heridas por medio de la técnica de Dakin, las ligaduras intracapsulares de Kikusi, las suturas arteriales circulares de Carrel, etc., etc . Y no es posible negar que estos adelantos terapéuticos, así como el mejor conocimiento de muchas entidades patológicas, como el “tifus exantemático” tueron posibles en la oportunidad de aquel gran evento trágico que dio ocasión a la experimentación en grande escala... Pero si tenernos en cuenta que muchos de aquellos resultados que hoy nos parecen sorprendentes, y que podríamos hacer pesar del lado de los pocos beneficios que la guerra consigo trae, tuvieron realmente su origen en doctrinas y experiencias de la paz, que la guerra no hizo sino hacer urgente la aplicación en grande escala de conocimientos adquiridos de antemano en la tranquilidad de los laboratorios de investigación de la época inmediatamente anterior, tendremos que restar aun buena parte de los méritos atribuidos a la guerra en el progreso médico. ¿Acaso los nuevos métodos antisépticos no se debieron a los estudios experimentales de Wright? No comenzaron acaso los estudios de Carrel con su tesis de grado, muy anterior a la guerra, y los seguros métodos de  extracción de proyectiles ¿no se debieron acaso a las técnicas radiológicas que surgieron con Roengten? (Y si nos espanta el formidable número de muertos de la primera guerra mundial, ¿acaso podría predecirse su mortandad si antes que ella no hubiera habido un Pasteur? Quienes atribuyen a la guerra una influencia directa en el conocimiento de las localizaciones cerebrales y de la fisiología nerviosa en general, no se dan cuenta de que el camino de las balas por entre la encrucijada nerviosa del cerebro o la medula no merecía ser seguido por el ojo estudioso en más de tres ocasiones para cada trayectoria, y la criminalidad ordinaria de los países en paz daba de sí más que suficiente material para estos estudios. ¡Qué cruel inutilidad la de millones de cráneos destrozados por la metralla desde el punto de vista de la experimentación fisiológica!