Retos en el montaje del Oratorio “Petite Messe” o “Misa Solennes” de Gioachino Antonio Rossini

Se abordará este trabajo desde la propia vivencia durante el tiempo que llevo en la música, desde la primera vez que supe qué era un oratorio. A partir de esta experiencia, se darán a conocer los retos que usualmente conllevan a realizar obras como estas. La primera vez que tuve la oportunidad de es...

Full description

Autores:
Guevara Díaz, Leonardo
Tipo de recurso:
Fecha de publicación:
2017
Institución:
Universidad Nacional de Colombia
Repositorio:
Universidad Nacional de Colombia
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unal.edu.co:unal/60940
Acceso en línea:
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/60940
http://bdigital.unal.edu.co/59378/
Palabra clave:
78 Música / Music
Rossini
Messe Solennele
Petite Messe
Oratorio
Oratory
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Description
Summary:Se abordará este trabajo desde la propia vivencia durante el tiempo que llevo en la música, desde la primera vez que supe qué era un oratorio. A partir de esta experiencia, se darán a conocer los retos que usualmente conllevan a realizar obras como estas. La primera vez que tuve la oportunidad de escuchar de cerca un oratorio (aunque con textos profanos) fue con el oratorio “Carmina Burana” de Carl Orff, quedando altamente sorprendido cuando escuché la imponente introducción con una gran masa orquestal y coral. Esto fue en la sede arrendada de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Colombia en noviembre del año 1984, la cual quedaba ubicada en la calle 69 con carrera 16. Seguido a esto solo recuerdo las intervenciones de la soprano Marina Tafur, con una excelente y dulce voz quien marcó una pauta importante en mis registros sonoros, pues anteriormente había escuchado voces de sopranos líricas que me molestaban al oído con sus altos volúmenes y sus vibratos demasiado amplios. Cabe destacar que inicié mis estudios de fagot en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Colombia, fundada por el maestro Ernesto Díaz Alméciga, hermano de mi madre, quien me convenció de estudiar el fagot pues había muchos flautistas y pocos fagotistas en la orquesta. Mi madre me inició, en la flauta y el canto rondaba en mis memorias por el coro que hacíamos en algunas ocasiones con mis padres y todos mis seis hermanos. Mi madre flautista y violoncelista y contralto, y mi padre violinista y tenor. Unos años después tuve la oportunidad de tocar el oratorio “El Mesías” de G. F. Häendel en su totalidad y luego lo canté como tenor del coro. En este punto había entendido que un oratorio tenía unas partes obligadas y otras añadidas que venían de las misas tradicionales, o de las obras musicales que fueron incluidas en la Eucaristía, principalmente en la religión católica, relacionando esto con los recuerdos que tenía de niño y adolescente cuando mi madre nos enseñó a tocar misas dominicales, de difuntos, matrimonios, bautizos, entre otras, época en la cual se interpretaban casi todas las partes originales de las mismas.