Lectura desde el camino del viaje a pie del filósofo Fernando González
Motivado por el renacimiento de las ideas y del deseo de aventura y conquista de un territorio perdido en el imaginario, en el municipio de Envigado, Antioquia-Colombia, vivió el filósofo Fernando González a principios del siglo XX, el mismo, al igual que en la búsqueda de Itaca, narrada por el poet...
- Autores:
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Torres Orozco, José Lubín
- Tipo de recurso:
- http://purl.org/coar/resource_type/c_c94f
- Fecha de publicación:
- 2012
- Institución:
- Universidad Nacional de Colombia
- Repositorio:
- Universidad Nacional de Colombia
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repositorio.unal.edu.co:unal/10149
- Acceso en línea:
- https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/10149
http://bdigital.unal.edu.co/7234/
- Palabra clave:
- 72 Arquitectura / Architecture
Itinerarios culturales
Paisajes culturales
Caminería literaria/Cultural tours
Cultural landscapes
Roads literary
- Rights
- openAccess
- License
- Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Summary: | Motivado por el renacimiento de las ideas y del deseo de aventura y conquista de un territorio perdido en el imaginario, en el municipio de Envigado, Antioquia-Colombia, vivió el filósofo Fernando González a principios del siglo XX, el mismo, al igual que en la búsqueda de Itaca, narrada por el poeta Cavafis, el barzonear por la Alcarria de Camilo José Cela, o el mismo proceso de autodescubrimiento narrado por Petrarca al escalar el monte Ventoso, hizo una búsqueda interior, una exploración y conquista de su propio universo a través del viajar caminando hacia nuevos horizontes. A finales de 1928 iniciaría un viaje de varios meses hacia el suroccidente de Colombia hasta llegar a la costa Pacífica. Una travesía de cientos de kilómetros que le permitiría redescubrir los nuevos caminos en una sociedad petrificada por las tradiciones y el miedo al qué dirán, e igual que el poeta contemporáneo León de Greiff, buscó nuevos escenarios para el entendimiento de una sociedad que consideró enferma para la época, donde era casi imposible pensar o criticar los dogmas religiosos o políticos. En su Viaje a Pie nos invita a disfrutar los dones del barzonear, del viajar caminando por hermosos e inagotables paraísos y agrestes territorios de formas sin fin, pero principalmente, a hacer una lectura y reflexión sobre el paisaje vivido, a agudizar nuestra sensibilidad y asombro ante todos los colores y multidimensionalidad del diario vivir, y a encontrarnos en la soledad y el silencio del camino, llegar a lo más profundo de nosotros mismos como elemento transformado y transformador. |
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