México 2020, una democracia débil y asediada

¿Cuál es el estado de la democracia en México? Es sistémicamente débil y es asediada por al menos cinco peligros: (a) deslizamientos autoritarios, (b) de!ciente representación política, (c) corrupción, (d) ine!ciencia gubernamental y (e) crimen organizado. El objetivo de este artículo es, por un lad...

Full description

Autores:
Solís Delgadillo, Juan Mario
Barrientos del Monte, Fernando
Tipo de recurso:
Article of investigation
Fecha de publicación:
2020
Institución:
Universidad Autónoma de Bucaramanga - UNAB
Repositorio:
Repositorio UNAB
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.unab.edu.co:20.500.12749/26808
Acceso en línea:
http://hdl.handle.net/20.500.12749/26808
https://doi.org/10.29375/01240781.3922
Palabra clave:
Democracia
Debilidad institucional
Pluralismo limitado
Movimentismo
Elecciones
Democracy
Institutional weakness
Limited pluralism
Movimentism
Elections
Rights
License
http://purl.org/coar/access_right/c_abf2
Description
Summary:¿Cuál es el estado de la democracia en México? Es sistémicamente débil y es asediada por al menos cinco peligros: (a) deslizamientos autoritarios, (b) de!ciente representación política, (c) corrupción, (d) ine!ciencia gubernamental y (e) crimen organizado. El objetivo de este artículo es, por un lado, rastrear los orígenes de esta compleja situación, que devienen de una transición a la democracia centrada en reformas electorales que resultan en poca e!ciencia institucional, y por otro lado, mostrar cuánto ha cambiado esto (o no) bajo el primer gobierno ‘de izquierda’ en el país. Los gobiernos que se han sucedido desde el año 2000, primero encabezados por el PAN (2000-2006 y 2006-2012) y luego por el PRI (2012- 2108), marcados por un contexto de pluralismo moderado, se caracterizaron por su baja incidencia en las relaciones de poder tanto formales como informales, así como por un pobre desempeño en los mecanismos de integración social, sobre todo en el ámbito educativo y laboral. El arribo en 2018 del primer gobierno ‘de izquierda’ –tardío, en comparación con el resto de América Latina– signi!có un rechazo abierto a los partidos políticos tradicionales, pero se basó en un liderazgo ‘movimentista’ y altamente personalista, lo que profundizó las de!ciencias de la débil democracia mexicana