Homenaje a la vida y obra del profesor Hernán Henao Delgado

INTRODUCCIÓN: Quiero compartir, de nuevo, el pequeño relato de un caminante, alguien para quien la vida era una búsqueda permanente —como fue para Hernán en su vida académica la investigación—. Digo de nuevo, porque lo había realizado en el primer aniversario de su forzada partida y ahora, dos décad...

Full description

Autores:
López Jaramillo, Olga Lucía
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2020
Institución:
Universidad de Antioquia
Repositorio:
Repositorio UdeA
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:bibliotecadigital.udea.edu.co:10495/25349
Acceso en línea:
http://hdl.handle.net/10495/25349
Palabra clave:
Henao Delgado, Hernán, 1945-1999
Vida y obra
Rights
openAccess
License
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co/
Description
Summary:INTRODUCCIÓN: Quiero compartir, de nuevo, el pequeño relato de un caminante, alguien para quien la vida era una búsqueda permanente —como fue para Hernán en su vida académica la investigación—. Digo de nuevo, porque lo había realizado en el primer aniversario de su forzada partida y ahora, dos décadas después, lo encuentro más metafórico en relación con su vida y su obra. El caminante iba hacia la ciudad de Kamir, un lejano pueblo oriental; él sintió que debía ir allí. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Parecía un sitio encantado, una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar, por un momento, en ese lugar. Luego empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor, sus ojos eran los de un buscador —investigador como Hernán— y quizá por eso descubrió sobre una de las piedras esta inscripción: “Abdul Tareg vivió 8 años, 5 meses, 2 semanas y 3 días”. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estuviera enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor el caminante se dio cuenta que la piedra de al lado también tenía una inscripción: “Yamir Kalib vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”. El caminante se sintió terriblemente conmovido —era muy sensible, también lo fue Hernán—