Evaluación en la educación médica, una propuesta optimista

La evaluación educativa ha sido un tema complejo de analizar a lo largo de los años, sin embargo, las diversas estrategias han ido creciendo con el tiempo, constituyéndose en uno de los problemas que más preocupa a los docentes de nuestros días, dado por la dificultad de lograr medios idóneos para l...

Full description

Autores:
Redondo De Oro, Katherine
Redondo Bermúdez, Cesar
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2022
Institución:
Universidad de Cartagena
Repositorio:
Repositorio Universidad de Cartagena
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repositorio.unicartagena.edu.co:11227/15375
Acceso en línea:
https://doi.org/10.32997/rcb-2022-3931
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0
Description
Summary:La evaluación educativa ha sido un tema complejo de analizar a lo largo de los años, sin embargo, las diversas estrategias han ido creciendo con el tiempo, constituyéndose en uno de los problemas que más preocupa a los docentes de nuestros días, dado por la dificultad de lograr medios idóneos para llegar a una justa y válida evaluación del aprendizaje. Lo que si se tiene claro es que el concepto implica múltiples factores, no solo establecer hasta qué punto los educandos alcanzan metas educativas preestablecidas, sino también la calidad de los programas, la actitud y aptitud docente al igual que su desempeño, los insumos y estrategias metodológicas utilizadas e incluso el mismo contenido curricular.  En medicina, este proceso es aún más complejo, teniendo que cuenta que es una ciencia extensa y de constante cambio, cuya enseñanza y aprendizaje se constituye en un reto tanto para los formadores como para los estudiantes. En el campo educativo, el alumno está obligado a adquirir, además de un volumen impresionante de información, las habilidades y valores establecidos para el ejercicio de la medicina, y los atributos esenciales de la buena instrucción universitaria, como son interés continuo en la superación académica y en el aprendizaje independiente, adaptabilidad para el cambio, habilidad para pensar de manera crítica, para educar, y para comunicarse claramente. Todo ello con sentido humanista y social. Si se consideran esos objetivos educacionales, el médico debe ser educado y evaluado como clínico, como científico, como humanista, y como docente.