Un escritor es lo que escribe”, (Entrevista a Roberto Burgos Cantor)
Estamos sentados bajo las arcadas de ladrillo. Son las cuatro de la tarde. Las calles están repletas y el viento, como si de repente fuera a reclamar lo suyo, agita las banderas en el balcón de una casa cercana. Roberto Burgos Cantor, vestido de blanco perfecto, con gafas de gruesas monturas y un no...
- Autores:
-
Gómez Rodríguez y García González, Luis Miguel y Fabiola
- Tipo de recurso:
- Article of journal
- Fecha de publicación:
- 2017
- Institución:
- Universidad de Cartagena
- Repositorio:
- Repositorio Universidad de Cartagena
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repositorio.unicartagena.edu.co:11227/18010
- Acceso en línea:
- https://hdl.handle.net/11227/18010
https://doi.org/10.32997/2027-0585-vol.0-num.2-2008-1600
- Palabra clave:
- Rights
- openAccess
- License
- Luis Miguel y Fabiola Gómez Rodríguez y García González - 2008
Summary: | Estamos sentados bajo las arcadas de ladrillo. Son las cuatro de la tarde. Las calles están repletas y el viento, como si de repente fuera a reclamar lo suyo, agita las banderas en el balcón de una casa cercana. Roberto Burgos Cantor, vestido de blanco perfecto, con gafas de gruesas monturas y un nombre que recuerda a sus propios personajes, toma un sorbo de café. Entrevistar a un escritor cartagenero en Cartagena tiene sus ventajas, ya sea porque abundan los rincones familiares o porque quien está de vuelta suele disponerse mejor para los menesteres de la memoria. Aunque desde que partió ha regresado a menudo a la ciudad, parece estar continuamente atento al avance del tiempo y al cambio de las voces. Parece leer la otra ciudad –la suya– que aún persiste bajo algunos muros o en el nombre de varias calles. Entre apuntes y evocaciones, con el tono sereno de un hombre que ha aquilatado muy bien el peso de las palabras, nos cuenta de su infancia y su vieja amistad con los libros, de la severa complicidad de su padre y de los lugares y sonidos que nutrieron sus obras. “¿Quién es Roberto Burgos Cantor?”, le preguntamos. Entonces, con una sonrisa, aventura una sorpresa. “¿Por qué me hacen esa pregunta tan difícil?” |
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