Crónica: El pueblo sintió el poder de la guerrilla

A las dos de la mañana, contadas horas antes de que comenzara el infierno en Mitú, el Coronel Luis Herlindo Mendieta revisó una de las escuadras de la estación de Policía que tenía a su cargo, repasando en su mente los informes de inteligencia y de contraataque. El pueblo ya lo sabía, los policías q...

Full description

Autores:
Sánchez Cifuentes, Sebastian
Tipo de recurso:
Trabajo de grado de pregrado
Fecha de publicación:
2019
Institución:
Universidad Santo Tomás
Repositorio:
Repositorio Institucional USTA
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.usta.edu.co:11634/17801
Acceso en línea:
http://hdl.handle.net/11634/17801
Palabra clave:
kidnapping
disappearance
death
torture
Guerrilla
Mitu
army
Farc
government
Cronicas
Conflicto armado
Personas desaparecidas
Secuestro
desaparición
muerte
tortura
Mitu
guerrilla
Farc
Ejercito
gobierno
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Colombia
Description
Summary:A las dos de la mañana, contadas horas antes de que comenzara el infierno en Mitú, el Coronel Luis Herlindo Mendieta revisó una de las escuadras de la estación de Policía que tenía a su cargo, repasando en su mente los informes de inteligencia y de contraataque. El pueblo ya lo sabía, los policías que hacían parte de la estación también, Mitú, capital de Vaupés, sería tomada a las malas por las Farc en las primeras horas del 1 de noviembre de 1998, tiempo después de la toma a la base Antinarcóticos de Miraflores, Guaviare. Aproximadamente las 4:30 a.m se escucha la primer rafaga de fusil por parte de las Farc, luego de haber rodeado la capital con cerca de 1500 guerrilleros que participaron en el ataque planeado por alias Mono Jojoy, entonces comandante del Bloque Oriental de las Farc. En ese entonces la ciudad contaba con cerca de 15 mil habitantes y 120 uniformados de la Policía Nacional para defenderla (5 oficiales, 2 suboficiales, 77 patrulleros, 6 agentes y 30 auxiliares bachilleres). Comando de policía que estaba mando del entonces Teniente Coronel Luis Mendieta. Junto a él estaba el capitán Enrique Murillo, quien era el tercero al mando de los uniformados. En cuestión de minutos los guerrilleros comenzaron la arremetida contra Mitú… Con pipetas de gas, morteros y constantes tiroteos, poco a poco fueron cercando el comando de la policía. Adentro Mendieta, Murillo y sus hombres intentaban contener la incursión guerrillera… además de ubicarse en lugares estratégicos para soportar y defenderse como leones atrapados...Los inclementes lanzagranadas de las Farc que arremetía contra paredes e interiores de la estación rápidamente echaron abajo las murallas que los resguardaban. Con una motobomba, les rociaban con gasolina a todo aquel que tratara de huir. Las paredes caían una tras otra. Los muertos también Luego de 14 horas de fuertes combates, la guerrilla de las farc, que multiplicaba en hombres y armamento a los uniformados atrincherados en la estación, logró tomar el lugar… Un guerrillero desde el techo del comando de la policía da el parte de victoria dejando así a la fuerza armada sin nada más que hacer. En aquel entonces, el Ejército no hacía presencia en la zona y se impedía su llegada por cualquier medio de transporte. Dicha toma guerrillera duró 72 horas de hostigamiento donde las Farc destruyó la capital del vaupés dejando casas, palacio de justicia, casa agraria, comando de policía y hospitales, entre otros, totalmente destruidos, dejando como saldo 16 policías, 14 militares, 11 civiles muertos, 38 heridos y 61 policías secuestrados. el Gobierno no pudo mandar apoyos porque la guerrilla había incendiado la pista aérea, y a esa zona no hay acceso por tierra. Sin duda alguna, si el infierno existe, eso fue Mitú hace 20 años. 61 policías entre oficiales y suboficiales, incluyendo a Mendieta y Murillo quedaron en poder de las farc... Uno a uno fueron obligados a abandonar lo quedó de la estación con las manos en alto o camisetas en alto, mostrando que no tenían armas bajo sus cinturones… en fila india fueron saliendo y enumerando se, dando su nombre al diablo que gobernó a las malas la capital del Vaupés, y con la intención de llevar sus cuerpos poco esperanzados al interior de la selva como prisioneros de guerra.