Comprender el comprender.

El mundo político se cierra poco a poco sobre sí mismo, sobre sus rivalidades internas, sus problemas y los juegos que le son propios. Igual que en los grandes tribunales, los hombres políticos capaces de comprender y expresar los anhelos y las reivindicaciones de sus electores, se vuelven cada vez...

Full description

Autores:
Bourdieu, Pierre
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2002
Institución:
Universidad Pedagógica Nacional
Repositorio:
Repositorio Institucional UPN
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.pedagogica.edu.co:20.500.12209/5353
Acceso en línea:
http://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5480
http://hdl.handle.net/20.500.12209/5353
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0
Description
Summary:El mundo político se cierra poco a poco sobre sí mismo, sobre sus rivalidades internas, sus problemas y los juegos que le son propios. Igual que en los grandes tribunales, los hombres políticos capaces de comprender y expresar los anhelos y las reivindicaciones de sus electores, se vuelven cada vez más raros, y están lejos de ocupar un primer plano dentro de sus jerarquías. Los futuros dirigentes se definen mediante los debates de televisión o en los subterfugios del aparato. Los gobernantes son prisioneros de un entorno tranquilo de jóvenes tecnócratas que a menudo ignoran la vida cotidiana de los ciudadanos, sin que nadie señale su ignorancia. Los periodistas, metidos en las contradicciones que caen sobre ellos a través de las presiones o las censuras ejercidas por los poderes locales y extralocales, y por una competencia que nunca favorece la reflexión, proponen a menudo, en tomo a los problemas más candentes, descripciones y análisis apresurados y generalmente imprudentes. El efecto que esto produce, tanto en el universo intelectual como en el político, es tan pernicioso que, en algunas ocasiones se autovalorizan e intentan controlar la circulación de los discursos competitivos, como el de las ciencias sociales: sólo quedan los intelectuales, a quienes se deplora por su silencio. Actualmente no se cesa de hablar de ello, y es frecuente que susciten comentarios “demasiado apresurados”. Se habla sobre la inmigración, sobre la política de arrendamiento, sobre las relaciones de trabajo, sobre la burocracia, sobre el mundo político, se dicen cosas que no se quieren entender y en un lenguaje que se entiende menos. En definitiva, se prefiere atender a toda eventualidad, y despreciar a quienes hablan de culpa y de defecto, sin interesarse por los efectos que puedan desencadenar las malas intenciones de las preguntas mal formuladas.