La música de los cuatro elementos.

Hay siempre un punto de partida para toda cosa humana; también existe siempre ese cuestionamiento de los orígenes que conduce a la obra de arte, por poco que ella lo quiera, a consentir a esta fragilidad, durante el tiempo de su fabricación. Cuestionamiento que no deja de ser vano, puesto que se con...

Full description

Autores:
Geneviève (Traducción del Francés: Alberto Leongómez H), Paule Mathon
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2014
Institución:
Universidad Pedagógica Nacional
Repositorio:
Repositorio Institucional UPN
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.pedagogica.edu.co:20.500.12209/3607
Acceso en línea:
https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/revistafba/article/view/2305
http://hdl.handle.net/20.500.12209/3607
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0
Description
Summary:Hay siempre un punto de partida para toda cosa humana; también existe siempre ese cuestionamiento de los orígenes que conduce a la obra de arte, por poco que ella lo quiera, a consentir a esta fragilidad, durante el tiempo de su fabricación. Cuestionamiento que no deja de ser vano, puesto que se conoce su salida, pero que compromete en un camino, un sendero paciente, obstinado, amante. Las obras de Sophie Lacaze se experimentan en la confrontación con otras obras, aún las suyas, que uno observa, escucha, interroga, prolonga, estirándose hasta producir la ilusión de que nada puede perderse, extraviarse u olvidarse. Para ello es necesario elegir un objeto (de deseo) y comentarlo, comentar los comentarios que ha suscitado. Entendamos por comentario el hecho de dar una forma singular al aura de una obra, a la emoción que ella nos despierta. Este proceso de visitación, de rememoración, implica aquel de una re-escritura. Gesto propio de Sophie Lacaze, puesto que afecta sus obras, que ella no ha dejado de retomar, de las que se desprende y vuelve a retomar, para inventar nuevas versiones. Reescribir es siempre precisar un gesto, discernir una vez más una intuición, y es también completarla, aplazarla, desviarla, curvarla, traicionarla, sin acabarla jamás: eso sería firmar su sentencia de muerte. Si el compositor se encuentra en una dinámica cuyo torrente lleva objetos visuales, táctiles o sonoros, el escucha se mueve en sentido inverso: hermenéutica de una escucha, de un saber, de un proceso que se reconstruye mediante una puesta en abismode los objetos, que son ordenados de nuevo para volver a encontrar finalmente el objeto primero, original. Podrían ser así descritas las músicas de Sophie Lacaze. Los Cuatro Elementos es una obra que parece sin embargo escapar a este proceso de una memoria que se hurga. Aquí encontramos cuatro imágenes yuxtapuestas sobre un mismo plano, lado a lado. Intentemos una descripción…………