Intensidad de vida interior.
El alfarero que no cree en su trabajo, el pintor apático e indolente; el profesor resignado; el artista envanecido con su primer triunfo; el intelectual amargado; el científico incurioso, son personas condenadas a un nivel subyacente, a la mediocracia sombría. Una falla, no de fondo, corregible desd...
- Autores:
-
Ocampo Marín, Héctor
- Tipo de recurso:
- Article of journal
- Fecha de publicación:
- 1991
- Institución:
- Universidad Pedagógica Nacional
- Repositorio:
- Repositorio Institucional UPN
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repository.pedagogica.edu.co:20.500.12209/4564
- Acceso en línea:
- https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/LP/article/view/2675
http://hdl.handle.net/20.500.12209/4564
- Palabra clave:
- Rights
- openAccess
- License
- https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0
Summary: | El alfarero que no cree en su trabajo, el pintor apático e indolente; el profesor resignado; el artista envanecido con su primer triunfo; el intelectual amargado; el científico incurioso, son personas condenadas a un nivel subyacente, a la mediocracia sombría. Una falla, no de fondo, corregible desde luego, en la estructura de la personalidad, ha malogrado al alfarero que no pudo llegar a ser ceramista; al comerciante que no ascendió a gran empresario; al profesor que no alcanzó a ser ideólogo; al artista incapaz de conquistar una fama; al científico que no abrió nuevas ventanas de luz a la humanidad. |
---|