La Iglesia frente a las reformas educativas de los años treinta en México y Colombia.

“El gobierno tiene una frase consagrada para justificar sus actuaciones. ‘Hay que desfanatizar a este pueblo’. Y por desfanatizar entiende arrebatar a Cristo de la escuela, paganizar la juventud, corromper con la escuela mixta, las lecturas procaces, las láminas indecentes. Y cuando a un pueblo se l...

Full description

Autores:
Mora Forero, Jorge
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1995
Institución:
Universidad Pedagógica Nacional
Repositorio:
Repositorio Institucional UPN
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.pedagogica.edu.co:20.500.12209/5910
Acceso en línea:
http://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5373
http://hdl.handle.net/20.500.12209/5910
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0
Description
Summary:“El gobierno tiene una frase consagrada para justificar sus actuaciones. ‘Hay que desfanatizar a este pueblo’. Y por desfanatizar entiende arrebatar a Cristo de la escuela, paganizar la juventud, corromper con la escuela mixta, las lecturas procaces, las láminas indecentes. Y cuando a un pueblo se le quita el freno de la religión y se le educa en el materialismo crudo, no hay que esperar más que una generación de asesinos e incendiarios”104. Asi se expresaba el periódico Veritas, con relación a las reformas educativas que pretendió llevar a cabo el gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo, durante su primera administración (1934-1938), una de las pocas que, al decir de Gerardo Molina, no constituye como la mayoría de las que hemos tenido, polvo de la historia105. Sin embargo, este gobierno de López Pumarejo, no era un experimento aislado sino que correspondía a algo que fue característico de la década del 30 en algunos países latinoamericanos: el surgimiento de fuerzas económicas y políticas, básica pero no exclusivamente, como respuesta a la crisis capitalista de 1929, crisis que puso en duda la vigencia del modelo agroexportador en los citados países. Fue entonces cuando se pretendió hacer un “desarrollo hacia adentro”, con el fin de lograr un Estado Nacional fuerte, la independencia del comercio exterior y el desarrollo autosostenido. Dentro del anterior contexto, el Estado asumió prácticamente la función de director de los procesos económicos y sociales.