Diagnóstico ambiental de la generación de residuos sólidos en los mercados móviles pertenecientes a la ciudad de Santiago de Cali
Son casi las cinco de la mañana. Aún el sol no ha dado sus primeros rayos, todos se encuentran en sus cálidas cobijas, sin embargo ya un buen número de vendedores, campesinos, bulteadores, mujeres con niños, jóvenes y viejos ya llevan varias horas trabajando para estar como siempre listos para vende...
- Autores:
-
Rubio Luna, Diana Lizeth
Torres Gómez, Lorena
- Tipo de recurso:
- Trabajo de grado de pregrado
- Fecha de publicación:
- 2006
- Institución:
- Universidad Autónoma de Occidente
- Repositorio:
- RED: Repositorio Educativo Digital UAO
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:red.uao.edu.co:10614/6262
- Acceso en línea:
- http://red.uao.edu.co//handle/10614/6262
- Palabra clave:
- Administración del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales
Residuos sólidos
Mercados móviles
Educación ambiental
- Rights
- openAccess
- License
- https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/
Summary: | Son casi las cinco de la mañana. Aún el sol no ha dado sus primeros rayos, todos se encuentran en sus cálidas cobijas, sin embargo ya un buen número de vendedores, campesinos, bulteadores, mujeres con niños, jóvenes y viejos ya llevan varias horas trabajando para estar como siempre listos para vender. Llegan los camiones, se montan los toldos, se organizan las calles, Don Juan llego primero, Don víctor se hace al lado, se le hace muy cerca, se pelean por los lugares. Se examinan los víveres, se ubican por secciones se prepara todo para los primeros clientes del día. Doña Marta Cedeño es una de las primeras en llegar, le gusta comprar temprano, dice que los productos son más frescos y menos manoseados. Transcurren los instantes y poco a poco el ambiente del Mercado empieza a hacerse característico. Sus protagonistas son gente sencilla, de rostros humildes y campesinos, que todavía reflejan inocencia y honradez, cuyas manos un poco ajadas son la fiel estampa del que labora y pule el campo. “ La papa, la papa", "llévese cuatro panelas por solo mil pesos", "le tengo el kumis ", "lleve cebolla , a 500", "va a llevar bolsas para la basura", " Doña le tengo la yuca arenosa", " lleve tres piñas por mil ", son los clamores de mucha gente, que en una carrera contra el tiempo se hacen unos pesos para poder vivir. No importa el puesto, no importa que se venda, no importa la diferencia, solo se transmite cierta calidez hogareña que ha hecho que desde siempre, muchos usuarios manifiesten confianza y fidelidad. Cuando uno pregunta le dicen mi Reina, si no compra a la orden y como si hubiera sido la venta más extraordinaria cuando se va le dice Dios se lo pague. Hay un mar de caras, una tras de otra, y como si fueran olas, llegan unas con sonrisas ofreciendo frutas, hierbas y verduras, rostros inocentes de niños muy Foto: Lorena Torres pequeños, que con grandes ojos venden y alegremente llevan tres monedas para entregar a sus padres, chiquillos inocentes que deberían soñar en aulas de clase. Aquí hay gente que lleva trabajando más de diez años, todos los días se echa al hombro una y otra vez un bulto de mercado, Doña Maria Restrepo es una de tantas mujeres cabeza de familia que toda su vida ha trabajado en el negocio de las verduras, ella hoy muy orgullosamente puede decir . “Yo crié a mis hijos bajo la sombra de vender estas cositas”, ella no sabe leer muy bien pero en números y cuentas no hay nadie quien la tumbe. Ya son cerca de las diez de la mañana, el calor, la gente y el escándalo abruma, si al principio en la mañana el ambiente era acogedor, a esta altura ya empieza a ser un poco incomodo, sin embargo no quita que las personas compren. Don Carlos pela varios Choclos, el vende tres por mil, mientras sus hijos juegan entre los gazpachos y se los tiran como si fueran pequeños aviones de papel. Entre ventas y reventas se desnudan los repollos como si lo que importase estuviera más a dentro, paradójicamente en las piernas de Doña Roberta contrasta el morado de dichas hojas. Diana se asusta y yo sonrió, lleva en su pie enredada una bolsa, las dos en un instante nos miramos, y pensamos, será que nos les incomoda vender en medio de esto. El sol ya se encuentra al otro lado, ha pasado un día más de Mercado Móvil, todos cuentan cuanto han ganado, cuadran caja, recogen lo que se les queda, muchos agradecen a Dios por haber vendido todo, otros piensan que vender mañana, pues hoy están aquí y mañana en otro lado. Todos piensan en poder irse, pocos se percatan de lo que han dejado, y aunque no es común la imagen, parece que hubiera habido una guerra, ojo¡ no una guerra de precios ni de quien da más o menos, es una guerra silenciosa contra un entorno que los acogió. Son prácticamente las dos de la tarde, hay están y esperan ser recogidos, por quien?, Quien sabe, A donde van?, Pocos lo conocen. Como si fuera un río, yacen hay los residuos. Y aunque potenciales son, todavía nadie los empleó |
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