Kundry / Gabriel Latorre
Bajaban los cinco jinetes pausadamente la empinada cuesta al mañoso paso de sus cabalgaduras. La noche estaba clara ; iluminada discretamente por los rayos de una luna espléndida de melancólica belleza. Hacía frío. Soplaba suave y sin ruido la brisa de la montaña, llevando en sus alas aromas del mon...
- Autores:
-
Latorre Jaramillo, Gabriel, 1868-1935
- Tipo de recurso:
- Fecha de publicación:
- 1905
- Institución:
- Universidad EAFIT
- Repositorio:
- Repositorio EAFIT
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repository.eafit.edu.co:10784/32196
- Acceso en línea:
- http://hdl.handle.net/10784/32196
- Palabra clave:
- NOVELA ANTIOQUEÑA - SIGLO XIX
NOVELA COLOMBIANA - SIGLO XIX
LITERATURA ANTIOQUEÑA - SIGLO XIX
LITERATURA COLOMBIANA - SIGLO XIX
NOVELA AMOROSA COLOMBIANA - SIGLO XIX
NOVELA AMOROSA ANTIOQUEÑA - SIGLO XIX
CLASE ALTA - MEDELLÍN (COLOMBIA) - SIGLO XIX - NOVELA
ESPONSALES - MEDELLÍN (COLOMBIA) - SIGLO XIX - NOVELA
MEDELLÍN (COLOMBIA) - SIGLO XIX - NOVELA
Antioquian novel in the 19th century
Colombian novel in the 19th century
Antioquian literature in the 19th century
Colombian literature in the 19th century
Colombian love novel in the 19th century
Antioquian love novel in the 19th century
Upper class of Medellín-Colombia in the novel in the 19th century
Betrothal of Medellín-Colombia in the novel in the 19th century
Medellín in the novel in the 19th century
- Rights
- License
- Acceso abierto
Summary: | Bajaban los cinco jinetes pausadamente la empinada cuesta al mañoso paso de sus cabalgaduras. La noche estaba clara ; iluminada discretamente por los rayos de una luna espléndida de melancólica belleza. Hacía frío. Soplaba suave y sin ruido la brisa de la montaña, llevando en sus alas aromas del monte vecino, que traían á la memoria reminiscencias de navidades lejanas, de infantiles excursiones en busca del musgo, de los helechos olientes y de las ramas de sauce para el humilde pesebre, donde, con los brazos extendidos el Niño-Dios sonreía á sus compañeritos prosternados. Serían cosa de las diez cuando los viajeros salieron de casa de Doña Clara, y una hora hacía ya que caminaban. Serenidad y quietud, una especie de místico silencio reinaban en torno. Era el mes á un mismo tiempo triste y dulce de Diciembre... |
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