La cruzada no fue una guerra santa

Muchos de los acontecimientos trágicos de última hora, empezando por la destrucción de las torres gemelas de Nueva York, tienen, o pretenden tener, una significación religiosa y gran parte de la violencia que se enseñorea del mundo obedece a presuntos llamados a defender los intereses de la fe. Lo a...

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Autores:
Tipo de recurso:
article
Fecha de publicación:
2002
Institución:
Pontificia Universidad Javeriana
Repositorio:
Repositorio Universidad Javeriana
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.javeriana.edu.co:10554/27955
Acceso en línea:
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/teoxaveriana/article/view/20946
http://hdl.handle.net/10554/27955
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
Derechos de autor 2018 Alberto Gutiérrez, S.J.
Description
Summary:Muchos de los acontecimientos trágicos de última hora, empezando por la destrucción de las torres gemelas de Nueva York, tienen, o pretenden tener, una significación religiosa y gran parte de la violencia que se enseñorea del mundo obedece a presuntos llamados a defender los intereses de la fe. Lo anterior responde a posiciones fundamentalistas que postulan muchos como imperativos de conciencia, la destrucción o el castigo del otro, que es el infiel. Después del 11 de septiembre del 2001, el problema ha saltado a primerísimos lugares en la opinión pública que se pregunta el por qué de semejante situación tan absurda. Al volver a los orígenes de las religiones cristiana e islámica, se ve que existe en ellas un llamado, no a la guerra, sino a la paz. Entonces ¿por qué y cómo surgió, dentro del islam y del cristianismo, el concepto y la realidad de la llamada guerra santa? Con todo lo que de sugerente a la imaginación tiene el fenómeno de la cruzada para rescatar los santos lugares de la dominación musulmana, se concluye que ni las guerras de cristianos, ni las guerras religiosas del islam pueden llamarse guerras santas.