Presentación número especial: Conmemoración fiestas de la independencia en Colombia. No. I
Memoria y Sociedad decidió participar en la conmemoración de los doscientos años de la Independencia de Colombia, dedicando uno de sus números monográficos a una efeméride que por su importancia no podía pasar desapercibida. Con este conjunto de artículos, Memoria y Sociedad -y el Departamento de H...
- Autores:
- Tipo de recurso:
- article
- Fecha de publicación:
- 2014
- Institución:
- Pontificia Universidad Javeriana
- Repositorio:
- Repositorio Universidad Javeriana
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repository.javeriana.edu.co:10554/27242
- Acceso en línea:
- http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysociedad/article/view/8271
http://hdl.handle.net/10554/27242
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- Copyright (c) 2016 Germán Mejía Pavony
Summary: | Memoria y Sociedad decidió participar en la conmemoración de los doscientos años de la Independencia de Colombia, dedicando uno de sus números monográficos a una efeméride que por su importancia no podía pasar desapercibida. Con este conjunto de artículos, Memoria y Sociedad -y el Departamento de Historia y Geografía de la Universidad Javeriana que la edita-, quiere participar en la tarea urgente de restablecer y fortalecer nuestra memoria colectiva, preocupante situación que se nutre de olvidos producidos tanto por la desidia de una sociedad que ha perdido nexos con su pasado como por un poder que precisamente se consolida en lo anterior. La Independencia, dinámica histórica que sin duda ha ido cambiando su significado a través de los doscientos años transcurridos desde ese lejano 20 de julio de 1810, no puede pasar por ello inadvertida, pues nos habla de épocas fundadoras, de comienzos, de los inicios de un trasegar en el cual seguimos empeñados, dado que nuestra democracia es todavía un proyecto colectivo en construcción. Como revista académica dedicada a divulgar historiografía, Memoria y Sociedad no podía ser ajena a esta conmemoración. En virtud de ello, junto con las muchas actividades que se organizaron y adelantaron por parte de diferentes actores sociales, la Universidad, y con ella los académicos, emprendió la importante tarea de repensar estos eventos y, por supuesto, las interpretaciones que sobre ellos se han hecho durante estos dos últimos siglos. Decimos que los eventos fueron reexaminados, pues las huellas de lo ocurrido que llegan hasta nosotros -testimonios siempre incompletos-, ofrecen la múltiple posibilidad de responder a nuevas preguntas, a intereses que hoy ya no están de parte de legitimar banderas partidistas, sino de entender los cómos y los porqués de variados proyectos políticos que confluyeron en un momento signado por la crisis del imperio, que daba una precaria unidad a estas tierras y a sus habitantes. Expresamos, igualmente, que las interpretaciones fueron revisadas durante estos últimos años, pues la comunidad académica estuvo claramente comprometida con conocer y explicar las dinámicas subyacentes a la construcción del Estado Nacional, el nuestro, por supuesto, pero, por comparación, el de los otros también. De esta manera, el presente número monográfico de Memoria y Sociedad, participa de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia con la publicación de cinco artículos que, centrados particularmente en los eventos de 1810, entregan a los lectores un análisis crítico y actualizado -fundado en el rigor de la disciplina y en el reconocido oficio de los historiadores que participan en esta edición-, de las dinámicas de cambio que se pusieron en marcha en los años inmediatamente anteriores a 1810 y, por supuesto, en ese año y en los siguientes, que fueron al tiempo últimos y primeros, esto es transicionales, pues aunque es evidente que permanecieron muchos de los elementos que combinados forman la vida de las personas y animan las sociedades, también es cierto que se cruzó un umbral, el de la autonomía y el de ponerle condiciones a un rey, del que no podía haber regreso posible. Fue propósito de este número pensar la Independencia desde 1810. Esta afirmación parece absurda, pues la conmemoración fue precisamente la de los doscientos años trascurridos desde ese momento. Sin embargo, uno de los problemas que los historiadores y otros estudiosos de nuestra sociedad han tenido que enfrentar en los últimos años ha sido precisamente la desviación que ocurrió de tiempo atrás en el sentido de señalar nuestros inicios como república liberal y democrática desde la Campaña Libertadora. Esto es, desde los héroes que la magnifican y los hechos militares que la califican, señalando la época anterior como inútil para efectos de la construcción de una historia capaz de explicar la fundación del Estado y, con él, de la Nación y, por ello, trasladando los años formativos al decenio de 1820, bajo los dictámenes de la Constitución de Cúcuta, en lo que hoy conocemos como la Gran Colombia. Todo lo que antecedió a 1816, reunido bajo la equívoca denominación de Patria Boba - mote tomado de una descontextualizada referencia a las palabras con las que en Nariño calificó poco antes de su muerte lo sucedido entre 1811 y 1814-, cubre el período del que 1810 es precisamente el inicio, y que quedó en un olvido del que apenas el mismo Antonio Nariño, además de Caldas y unos pocos más quedaron vigentes en nuestra precaria memoria histórica. No es absurdo afirmar, por todo lo anterior, que este número de Memoria y Sociedad está consagrado a pensar, explorar y explicar el significado de 1810. Y lo hace reuniendo textos profundamente preocupados por brindar lecturas críticas e interpretaciones fundadas, ya no en el desplazamiento mencionado en el párrafo anterior, sino en cuestiones centrales respecto a lo sucedido en torno de 1810: el rey, la ciudadanía, el autonomismo, el independentismo insurgente, la participación a favor o en contra de otros grupos sociales diferentes al criollo y que tenían evidentemente sus propios intereses y, con ellos, proyectos políticos singulares. En fin, asuntos que desde el oficio y la disciplina histórica nos llevan a preguntarnos por lo lógica de los eventos pensados desde una cronología crítica, por las fuentes en las que se ha cimentado la construcción de la narración que actualmente conocemos sobre los eventos del 20 de julio en Santafé y, hoy en día fundamental, el examen que desde el concepto de subalternidad se está realizando de sucesos como la llamada Revolución de los Comuneros. Son estos artículos, entonces, claras muestras de los caminos que hoy recorre la historiografía nacional y de la intención de construir sobre bases sólidas, producto del modo como se conjuga el oficio con el dominio de los procedimientos disciplinarios, una lectura fresca y, con ella, una narración crítica, por incluyente, de lo sucedido en nuestros años fundacionales. Como complemento de lo anterior, presentamos en este número una noticia bibliográfica que, sin ser exhaustiva, reúne una muestra importante del material historiográfico que fue publicado con motivo de la conmemoración que acabamos de realizar. |
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