El año que vivimos en peligro.
El cine sólo tiene vida cuando hay ojos que lo ven, pero también los ojos pueden ser una fuente a través de la cual se puede ver. Ellos nos hablan de los sentimientos de las personas, de su nobleza o de su mezquindad interior, son ventanas abiertas hacia el conocimiento del otro. Por lo menos ésta e...
- Autores:
- Tipo de recurso:
- article
- Fecha de publicación:
- 1986
- Institución:
- Pontificia Universidad Javeriana
- Repositorio:
- Repositorio Universidad Javeriana
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repository.javeriana.edu.co:10554/28199
- Acceso en línea:
- http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/signoypensamiento/article/view/3786
http://hdl.handle.net/10554/28199
- Palabra clave:
- null
Amistad;Evolución personal;
null
- Rights
- openAccess
- License
- Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
Summary: | El cine sólo tiene vida cuando hay ojos que lo ven, pero también los ojos pueden ser una fuente a través de la cual se puede ver. Ellos nos hablan de los sentimientos de las personas, de su nobleza o de su mezquindad interior, son ventanas abiertas hacia el conocimiento del otro. Por lo menos ésta es una creencia muy arraigada en ciertas culturas orientales. Peter Weir se ha sentido poderosamente atraído por esta creencia mágica de los orientales, por esto, la relación de las miradas en su película “El año en que vivimos en peligro” es un elemento que enriquece el encuentro de dos culturas que se dan cita en la Indonesia agitada del año 65, cuando el Gobierno Nacional populista de Sukarno se tambalea por la presión de comunistas, musulmanes y sobre todo del pueblo hambriento, victima de las promesas no cumplidas de Sukarno. Cuando el periodista australiano Guy Hamilton, interpretado por Mel Gibson llega a Indonesia, el primer contacto humano lo establece con el camarógrafo Billy Kwan, un agudo y sensible chino australiano que ve el mundo más allá de las imágenes que ofrece su propia cámara. Kwan, interpretado curiosamente or una mujer –Linda Hunt_ hace notar al periodista Hamilton cómo los ojos de ambos son parecidos, lo que viene a ser una reafirmación del posible encuentro del “after go”. Por otra parte kwan manifiesta, en un sentido literal y también metafórico, que él será como los ojos para Hamilton. “tú pones las palabras y yo las imágenes”. |
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