El martirio de monseñor Oscar Arnulfo Romero

Recordar a monseñor Romero no significa, pues, aislarlo de los demás mártires, ni exaltarlo de tal manera que los otros queden en la penumbra. Recordar a monseñor Romero es más bien recordar a muchos otros, mantener vivos a tantos profetas y mártires, campesinos y delegados de la Palabra. Es, sobre...

Full description

Autores:
Tipo de recurso:
article
Fecha de publicación:
2000
Institución:
Pontificia Universidad Javeriana
Repositorio:
Repositorio Universidad Javeriana
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.javeriana.edu.co:10554/28060
Acceso en línea:
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/teoxaveriana/article/view/21038
http://hdl.handle.net/10554/28060
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
Derechos de autor 2018 Jorge Enrique Salcedo, S.J.
Description
Summary:Recordar a monseñor Romero no significa, pues, aislarlo de los demás mártires, ni exaltarlo de tal manera que los otros queden en la penumbra. Recordar a monseñor Romero es más bien recordar a muchos otros, mantener vivos a tantos profetas y mártires, campesinos y delegados de la Palabra. Es, sobre todo, recordar a miles de mártires inocentes, indefensos y sin nombre; es recordar a todo un pueblo crucificado, cuyos nombres nunca se conocerán públicamente, pero que están integrados para siempre en monseñor Romero. En vida, fue «voz de los sin voz».En muerte, es nombre de los que han quedado sin nombre.1