Angie Núñez : artista escénica y artesana del corazón

Tengo la sospecha de que en mí viven los vestigios de una loca que disfruta la mutación de la naturaleza cotidiana y el montarse a la escena, o a un muro en cualquier calle de la ciudad, a jugar seriamente, a lanzar sus maleficios y de repente, hacer su más grande declaración de amor. ¿Qué hago? ¿có...

Full description

Autores:
Núñez Parada, Angie Valentina
Tipo de recurso:
Trabajo de grado de pregrado
Fecha de publicación:
2023
Institución:
Pontificia Universidad Javeriana
Repositorio:
Repositorio Universidad Javeriana
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.javeriana.edu.co:10554/66349
Acceso en línea:
http://hdl.handle.net/10554/66349
Palabra clave:
Artes escénicas
Danza
Actuación
Poética
Fronteras
Artesanía
Performing arts
Dance
Performance
Poetics
Borders
Craft
Artes escénicas - Tesis y disertaciones académicas
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
Description
Summary:Tengo la sospecha de que en mí viven los vestigios de una loca que disfruta la mutación de la naturaleza cotidiana y el montarse a la escena, o a un muro en cualquier calle de la ciudad, a jugar seriamente, a lanzar sus maleficios y de repente, hacer su más grande declaración de amor. ¿Qué hago? ¿cómo lo hago? ¿por qué lo hago? Soy actriz, pero no actúo, acciono y estoy, navego en estados de presencia vivos, desde metodologías como la antropología teatral y las acciones físicas. Bailo, y uso la danza como puente entre ella y la actuación, mis dos grandes pulsiones, creo en la danza como el movimiento y la expresión del cuerpo y el alma. La técnica está presente en mis prácticas como aquello que me impide lastimarme, y a veces como faro, cuando parece que pierdo el timón, más no como una atadura estética y corporal. Soy hija, soy hermana, soy nieta, soy sobrina, soy prima, soy amiga, soy actriz. Soy un cuerpo que baila, o un cuerpo que se mueve y acciona. Soy herrera en medio de casualidades, en medio de una galaxia llena de planetas que giran fuera de sus órbitas y de vez en cuando chocan. Me gusta pensar que estoy loca. Me gusta creer que la magia existe y que para ello debo hacerla yo misma, artesanalmente, magia manufacturada, producto 100% colombiano. Me gusta lo vivo, lo que se siente en el cuerpo, en las vísceras. Me gusta la voz que sale de lo profundo, incontrolable y real como el vómito, la que necesita decir algo. Me gusta el cuerpo presente; cuerpo que es a su vez, voz, pensamiento y emoción. Me gusta el ser que vive en el aquí y el ahora, que juega, que se relaciona, que manifiesta y que denuncia. No soy de aquí ni soy de allá, soy del “portón de la frontera”, soy de Cúcuta, Norte de Santander. Pasar de territorio colombiano a territorio venezolano era tan fácil como dar un paso, por lo que, la idea de frontera como algo sólido e inquebrantable nunca estuvo tan presente en mi vida. Me propongo, a través de mi arte, borrar las fronteras geográficas, culturales, las fronteras entre la danza y la actuación, tan sólidas y a veces tan insoportables. Es grande el deseo de evaporarlas para habitarlas, habitar los bordes, habitar entre los límites. Dejar que mi piel se funda con la mar, y no reconocer ya dónde termina mi cuerpo, dejar que sus olas me conduzcan a su antojo, dejarme llevar. Quiero ser un corazón vagabundo movido por la brisa, quiero que mi arte sea un arte vagabundo y no preso. Quiero correr desnuda por praderas repletas de lavandas y que las abejas picoteen mi piel.