Discurso y comunicación

En este artículo, P. Ricoeur apuesta a favor de una convergencia de la Filosofía Analítica y la Fenomenología en el plano de una lógica apofántica y sobre el trasfondo del problema de la incomunicabilidad. Para ello, subordina la Lógica de la Teoría de los Enunciados a la Teoría de los Actos del Dis...

Full description

Autores:
Ricœur, Paul
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2014
Institución:
Pontificia Universidad Javeriana
Repositorio:
Repositorio Universidad Javeriana
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.javeriana.edu.co:10554/31080
Acceso en línea:
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/vniphilosophica/article/view/11625
http://hdl.handle.net/10554/31080
Palabra clave:
Ricœur; fenomenología; filosofía analítica; actos de habla; psiquico
Ricoeur; fenomenology; analitic philosophy; acts of speech; psiquic; noetic; comunicación
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
Description
Summary:En este artículo, P. Ricoeur apuesta a favor de una convergencia de la Filosofía Analítica y la Fenomenología en el plano de una lógica apofántica y sobre el trasfondo del problema de la incomunicabilidad. Para ello, subordina la Lógica de la Teoría de los Enunciados a la Teoría de los Actos del Discurso y,en ella, desimplica lo que falsamente se ha englobado bajo el concepto de lo mental", distinguiendo entre lo psíquico y lo noético. El ámbito de lo noético, por excelencia fenomenológico, coincide con el ámbito de la intencionalidad liberada, una vez más, de sus confusiones psicológicas. Insiste Ricoeur en que lo propiamente intencional es el discurso que se establece como intento de superación de las barreras existentes entre los sujetos monádicos. Esta reflexión se nos muestra hoy muy pertinente. No se puede meditar sobre la comunicación si no se tiene a la vista el abismo de la incomunicabilidad. La comunicación no funciona, ni de hecho ni de derecho, separada de la vida del sujeto. La comunicación aparece como un milagro a propósito del discurso y tiene un éxito intermitente, extremadamente precario porque resulta de la lucha por trasgredir la incomunicabilidad monádica, la soledad de la vida, lo psíquico que es lo propiamente incomunicable.