La pasión por el discurso
Marzo de 1961 ciudad de Mendoza. Es la noche. Estoy sentado sobre un duro banco d emadera que apenas si alcanza sostenerme. El salón muestra paredes descascaradas y en algún rincón una lamina en la que aparecen la vaca y los alimentos que de ella obtenemos. Hace mucho frio. Domos unas setenta person...
- Autores:
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Prieto Castillo, Daniel; Universidad Nacional de Cuyo, Argentina
- Tipo de recurso:
- Article of journal
- Fecha de publicación:
- 1989
- Institución:
- Pontificia Universidad Javeriana
- Repositorio:
- Repositorio Universidad Javeriana
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:repository.javeriana.edu.co:10554/27859
- Acceso en línea:
- http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/signoypensamiento/article/view/3501
http://hdl.handle.net/10554/27859
- Palabra clave:
- null
Discurso; Lenguaje; profesores; Pasiones;
null
- Rights
- openAccess
- License
- Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
Summary: | Marzo de 1961 ciudad de Mendoza. Es la noche. Estoy sentado sobre un duro banco d emadera que apenas si alcanza sostenerme. El salón muestra paredes descascaradas y en algún rincón una lamina en la que aparecen la vaca y los alimentos que de ella obtenemos. Hace mucho frio. Domos unas setenta personas alineados en esos bancos que por cualquier movimiento crujen. Un profesor nos habla de la importancia del periodismo en la sociedad contemporánea. Esta sentado detrás de un viejísimo escritorio. Su voz rueda monótona y ni siquiera tiene la virtud de adormecernos. He intentado tomar apuntes. Me doy cuenta de que llevo dos o tres paginas en que una misma idea ha sido repetida de diferentes formas, a cual mas tediosa. Dejo de escribir, trato de concentrarme en una mirada y en un rostro que poco me dicen. Miro a mi alrededor Mis compañeros pasan exactamente por lo mismo. El discurso no discurre. Nada fluye allí. Estamos formándonos para trabajar de por vida con la palabra o quizá con la imagen y en ninguna parte brilla una gota de entusiasmo hacia las posibilidades del lenguaje. Pasan los meses. He llenado cuadernos enteros de discurso exangüe. Releo tanta palabra y tomo la decisión de abandonar esos estudios. Buscare por otros rincones algo de alimento, de vida, de fuerza de alegría, de belleza en las palabras. Si uno elige para siempre este maravilloso universo. Debe tratar de jugarlo, de vivirlo de gozarlo, de practicarlo en todas sus posibilidades. Dejo el aula de enseñanza primaria que le presentan a la escuela de Periodismo para que funcione en las noches. Le regalo mis apuntes a una compañera que me agradece como si recibiera un tesoro infinito |
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