La política exterior colombiana y el costo de ignorar a las organizaciones no gubernamentales

La actual política exterior colombiana ha sido diseñada casi exclusivamente por el gobierno. Violaciones a los derechos humanos; irrespeto del principio de apropiación democrática en materia de cooperación internacional; conflicto armado interno; problemas socioambientales en tema de comercio e inve...

Full description

Autores:
Bocchi, Davide; Pontificia Universidad Javeriana
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2013
Institución:
Pontificia Universidad Javeriana
Repositorio:
Repositorio Universidad Javeriana
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.javeriana.edu.co:10554/26881
Acceso en línea:
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/papelpol/article/view/6358
http://hdl.handle.net/10554/26881
Palabra clave:
Rights
openAccess
License
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
Description
Summary:La actual política exterior colombiana ha sido diseñada casi exclusivamente por el gobierno. Violaciones a los derechos humanos; irrespeto del principio de apropiación democrática en materia de cooperación internacional; conflicto armado interno; problemas socioambientales en tema de comercio e inversiones, entre otros, son los problemas internos que las ONG nacionales e internacionales evidencian y transmiten al exterior, impidiendo que Colombia logre posicionar la imagen que quisiera en la escena internacional: un país en postconflicto y respetuoso de los derechos humanos, un socio con el cual se pueden realizar negocios sostenibles a nivel social y ambiental. Mientras, en los temas de la agenda regional y global, la sociedad civil está presentando propuestas que se alejan de la clásica política exterior basada en el respice polum. La política exterior del presidente Santos se basa en la búsqueda de consensos y la utilización de la cooperación internacional, pero parece responder a intereses gubernamentales, sin tener en debida cuenta los intereses societales. El gobierno de Santos decidió no consultar a las ONG para el diseño y el seguimiento de su política exterior y la consecuencia es la diplomacia paralela.