Modelo de comunicación educativa para el control del cáncer

El modelo de control del cáncer desarrollado por el Instituto Nacional de Cancerología (INC) ESE, y publicado como el primero dentro de la serie de documentos técnicos, desarrolla su propuesta en tres ejes, que interactúan de forma sinérgica y dependiente: los ámbitos, las herramientas y los objetiv...

Full description

Autores:
Tipo de recurso:
Fecha de publicación:
2008
Institución:
Universidad del Rosario
Repositorio:
Repositorio EdocUR - U. Rosario
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.urosario.edu.co:10336/28335
Acceso en línea:
https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/28335
Palabra clave:
Modelo Educativo
competencia Cultural Habilidadades Comunicativas Cáncer
Educational Model
Cultural competence Communication Skills Cancer
Rights
License
Abierto (Texto Completo)
Description
Summary:El modelo de control del cáncer desarrollado por el Instituto Nacional de Cancerología (INC) ESE, y publicado como el primero dentro de la serie de documentos técnicos, desarrolla su propuesta en tres ejes, que interactúan de forma sinérgica y dependiente: los ámbitos, las herramientas y los objetivos. Los ámbitos son los espacios donde se realizan las acciones, es decir, las políticas públicas, los espacios comunitarios y los servicios de salud. Las herramientas son la educación, la comunicación y la movilización social. Los objetivos son el control del riesgo, la detección temprana, el tratamiento, la rehabilitación y el cuidado paliativo. El núcleo central del modelo se encuentra en el conocimiento adquirido por medio de las fuentes de información, la investigación, la vigilancia y el análisis de la situación de salud aplicada al cáncer (1). Con la definición de este modelo se consideró que era necesario determinar el lugar y el papel que ocupan la educación y la comunicación para la salud; así, surge el modelo de comunicación educativa (MCE), que concibe la comunicación y la educación como procesos que reducen el temor al cáncer, modifican la inadecuada percepción del riesgo por los largos periodos de latencia, y promueven, en las personas y los pacientes, la participación en los procesos de toma de decisiones (2).