Tecnologías peer-to-peer, derechos de autor y el copyright

William Murray fue un jurista singular. Con el nombre literario de Lord Mansfield, creó para su época y para la posteridad una expresión inolvidable: “Una persona puede usar una copia tocándola, pero no tiene ningún derecho a robarle al autor los beneficios multiplicando las copias y disponiendo de...

Full description

Autores:
Tipo de recurso:
Fecha de publicación:
2009
Institución:
Universidad del Rosario
Repositorio:
Repositorio EdocUR - U. Rosario
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.urosario.edu.co:10336/32035
Acceso en línea:
https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/32035
Palabra clave:
Derecho privado
Derecho comercial
Derechos de autor
Marcas de fábrica – Legislación
Propiedad intangible – Legislación
Internet – Legislación
Teoría general del derecho
Ejercicio profesional del derecho: general
Derecho privado
Private law
Commercial law
Copyright
Trademarks - Legislation
Intangible property - Legislation
Internet - Legislation
General theory of law
Professional practice of law: general
Rights
License
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.5 Colombia
Description
Summary:William Murray fue un jurista singular. Con el nombre literario de Lord Mansfield, creó para su época y para la posteridad una expresión inolvidable: “Una persona puede usar una copia tocándola, pero no tiene ningún derecho a robarle al autor los beneficios multiplicando las copias y disponiendo de ellas para su propio uso”. En esa opinión se apoyó para decidir el memorable caso de Millar vs. Taylor, donde por primera vez se sostuvo que el copyright hallaba su protección bajo el common law anglosajón. Según esta decisión, las facultades que tenían los autores sobre sus obras se entendían perpetuas en virtud de la tradición del derecho común. La disputa involucraba a Andrew Millar, un vendedor de libros que en 1729 adquirió los derechos de edición sobre The Seasons, un poema del autor James Thomson. Cuando la protección a los derechos del librero expiró, Robert Taylor comenzó a publicar sus propias copias y a competir con Millar. La King’s Bench, precedida por los jueces Mansfield, Aston, Willes y Yates falló a favor del librero, pues en su concepción el copyright no expiraba con el simple paso del tiempo en la legislación vigente el Estatuto de la Reina Ana de 1709. El derecho que tenía Millar para editar la obra debía entenderse perpetuo, y Taylor no podía copiar ni distribuir el poema a su arbitrio. Actualmente, los derechos de autor no son perpetuos y la opinión del juez Mansfield parece no tener repercusión permanente en la cultura popular. La difusión de copias ilegales es una realidad que afecta no sólo a la propiedad intelectual, sino también a los autores y titulares del derecho de autor.