¿Sirve el código de comercio?

Al momento de pedirle cuentas al nuevo código de Comercio, a la luz de las transformaciones experimentadas por la sociedad colombiana en tiempos recientes, se obtiene un pálido balance de 15 años de vida jurídico comercial así lo consideró Fernando Londoño Hoyos, abogado, ex presidente de Felaban, p...

Full description

Autores:
Jiménez Morales, Germán
Universidad Cooperativa de Colombia
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1986
Institución:
Universidad Cooperativa de Colombia
Repositorio:
Repositorio UCC
Idioma:
OAI Identifier:
oai:repository.ucc.edu.co:20.500.12494/47911
Acceso en línea:
https://hdl.handle.net/20.500.12494/47911
Palabra clave:
Economía colombiana
Historia de la economía
Política económica
Colombian economy
History of economics
Economic policy
Rights
openAccess
License
Atribución – No comercial
Description
Summary:Al momento de pedirle cuentas al nuevo código de Comercio, a la luz de las transformaciones experimentadas por la sociedad colombiana en tiempos recientes, se obtiene un pálido balance de 15 años de vida jurídico comercial así lo consideró Fernando Londoño Hoyos, abogado, ex presidente de Felaban, para quien resulta válido decir que el código de Comercio no es la suma de sus 2.038 artículos, sino ellos más el drama vital de estos tres lustros; las sociedades que se lucharon y se perdieron, las compraventas que se celebraron, las fiducias que no se hicieron, los concordatos que sirvieron de trinchera a los audaces. En su concepto, no fue suficientemente nuevo ni ambicioso, le tuvo miedo al prestigio cuasi mítico del Código Civil y se quedó en la mitad del camino para mal de nuestro derecho, para desesperación de la gente que, en últimas, no sabe cómo debe portarse en Colombia para producir intermediar y consumir. El jurista fue claro al señalar el vacío que en la vida comercial de Colombia deja el poder jurisdiccional, porque donde no hay jueces no hay doctrina ni sentencia y sin doctrina sí sentencia la vida social es imposible. Agregó que el problema de la justicia es de fondo y no se reduce su solución a conseguir 3 o 4000 millones de pesos; los jueces no se enfrentan a los problemas vitales sino a los expedientes.