La riqueza del pertróleo en colombia, una ilusión de cien años

A comienzos del siglo XX, se iniciaron en Colombia los trámites para convertir los manaderos de la Cira Infantas en lo que sería la industria petrolera colombiana y el inicio de las triquiñuelas y malabares para que dicha riqueza del subsuelo nunca haya llegado a beneficiar a los verdaderos dueños d...

Full description

Autores:
Abaunza Luis José
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
2005
Institución:
Universidad Cooperativa de Colombia
Repositorio:
Repositorio UCC
Idioma:
OAI Identifier:
oai:repository.ucc.edu.co:20.500.12494/48182
Acceso en línea:
https://hdl.handle.net/20.500.12494/48182
Palabra clave:
Negociación colectiva
Historia nacional
Petróleo - Historia
Oil - History
National history
Collective negotiation
Rights
openAccess
License
Atribución – No comercial
Description
Summary:A comienzos del siglo XX, se iniciaron en Colombia los trámites para convertir los manaderos de la Cira Infantas en lo que sería la industria petrolera colombiana y el inicio de las triquiñuelas y malabares para que dicha riqueza del subsuelo nunca haya llegado a beneficiar a los verdaderos dueños de ella, todos los colombianos. José J. Bohórquez hizo conocer el petróleo colombiano con fines económicos, llevando desde los manaderos de El Centro (Santander) hasta Barranquilla muestras de crudo para que fuesen analizadas y buscarles un negocio a este betún negro que brotaba de la tierra. En esos trámites apareció un buscador de fortunas Roberto De Mares quien le propuso a José J. Bohórquez una alianza donde De Mares se comprometía a adquirir del alto gobierno una concesión para la explotación de tales fuentes o manaderos. No fue difícil para De Mares obtener la concesión ya que sus relaciones con el general Rafael Reyes, quien era su padrino de matrimonio, le permitió en una rápida adjudicación recibir el subsuelo de esos territorios para explotar la riqueza existente. Para finales del año 1905, De Mares recibe la Concesión que lleva su nombre y que a la postre se convertiría en la cuna de lo que es la industria petrolera en Colombia. Don J. J. Bohórquez quedó por fuera del recibo de la concesión, es decir, se vio en la necesidad de hacer valer sus derechos a través de un litigio que después de varios años ganó pero solo una pequeña parte, de la cual sus abogados se quedaron con parte de ella y debió contentarse con un mínimo de la concesión. Con estas dos acciones, la entrega rápida de una concesión por compadrazgos y una estafa para un socio, se inicia la carrera de la explotación de la riqueza que se le entregó a De Mares. De Mares buscó capital privado y lo obtuvo vendiendo la concesión dada por treinta años, con esto se inició la entrada de los primeros equipos de perforación de última tecnología y el conocimiento foráneo, marcando el inicio de la perforación de los primeros pozos a mediados de 1918, a pesar de que la sociedad formada para explotar tales campos se formalizaba en 1919 y la cual solicita como fecha de iniciación de la concesión el 25 de agosto de 1921, a partir de la cual empezaron a contarse los treinta años de la concesión que se le había entregado a De Mares en 1905.