El destino, el azar y la necesidad como constituyentes del miedo y del deseo
Como seres vivientes, hombres y mujeres compartimos los mismos cuatro aminoácidos, distribuidos en un idéntico orden dentro de la cadena de ADN; todos provenimos de una primera célula, de un caldo de proteínas compuesto de aminoácidos que tuvo la voluntad de encerrarse en una membrana; la ocurrencia...
- Autores:
-
Pérez Ordóñez, Miguel Ángel
- Tipo de recurso:
- Contribution to the magazine
- Fecha de publicación:
- 2005
- Institución:
- Universidad Cooperativa de Colombia
- Repositorio:
- Repositorio UCC
- Idioma:
- OAI Identifier:
- oai:repository.ucc.edu.co:20.500.12494/53416
- Acceso en línea:
- https://hdl.handle.net/20.500.12494/53416
- Palabra clave:
- Tánatos
Eros
Homo Sapiens
Anake
- Rights
- openAccess
- License
- Atribución
Summary: | Como seres vivientes, hombres y mujeres compartimos los mismos cuatro aminoácidos, distribuidos en un idéntico orden dentro de la cadena de ADN; todos provenimos de una primera célula, de un caldo de proteínas compuesto de aminoácidos que tuvo la voluntad de encerrarse en una membrana; la ocurrencia de este suceso orgánico se enfrentó con una contradicción que puede significar mantenerse o regresar a la indiferencia de donde partió, es la figura y la contradicción de Tánatos y Eros (en el discurso freudiano). Nuestro proceso evolutivo se vio afectado por las variantes de cantidad y calidad, y la incautación de una materia del ser relacionada con la disposición del pensamiento, hecho que mediado por ese mismo principio evolutivo no lineal dio como resultado el homo sapiens-sapiens, una criatura dotada de una cualidad extraña, no vista en otros congéneres animales, un ser consciente, que se ve a sí mismo como si fuera un objeto del mundo exterior. En los primeros albores del suceso humano nos imaginamos a un eros fortalecido frente a un tánatos, pero fue un fortalecimiento transitorio luego de que la agresión útil (acción sobre la tierra y todo lo que conlleva trabajo material y espiritual), más el principio moral al traducirse en progreso, ley, orden, debilitaron a Eros. La observación de este proceso evolutivo de los dos sucesos, geológicobiológico y humano, nos lleva al interrogante: ¿lo biológico, mundo que traemos a la mano, sólo es constituido gracias a lo simbólico del lenguaje, que permitió que el suceso humano creara otro espacio: el relacional que nos distanció del entorno cambiante y común para cualquier especie viviente? ¿Fue el lenguaje el que nos posibilitó además el arte, la ciencia y la filosofía, competencias que condujeron al homo sapiens-sapiens a construir la realidad de ese entorno? El suceso humano, al producir la fundición del mundo biológico con el mundo racional, creó la agresión y la moral social (sólo posible en el suceso humano); ambas, en su desarrollo histórico-social, moldearon los modos de producción, que por su necesidad de mantenerse erigieron sus propias ideologías que, montadas sobre lo económico, refuerzan y acentúan el Eros y el Tánatos. |
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