El problema agrario y los orígenes de la violencia en Colombia

Los conflictos por la posesión de tierras han sido una constante en la historia nacional. Hacia la década de los años veinte, afloran con mayor intensidad los enfrentamientos protagonizados entre arrendatarios, colonos, peones asalariados, pequeños campesinos y comunidades indígenas en pugnacidad co...

Full description

Autores:
Pulido de Isaza, Ligia
Tipo de recurso:
Contribution to the magazine
Fecha de publicación:
1999
Institución:
Universidad Cooperativa de Colombia
Repositorio:
Repositorio UCC
Idioma:
OAI Identifier:
oai:repository.ucc.edu.co:20.500.12494/51761
Acceso en línea:
https://hdl.handle.net/20.500.12494/51761
Palabra clave:
Colombia - Violencia
Política agraria
Organizaciones campesinas
Tenencia de la tierra
Colombia - Violence
Agrarian policy
Peasant organizations
Land tenure
Rights
openAccess
License
Atribución – No comercial
Description
Summary:Los conflictos por la posesión de tierras han sido una constante en la historia nacional. Hacia la década de los años veinte, afloran con mayor intensidad los enfrentamientos protagonizados entre arrendatarios, colonos, peones asalariados, pequeños campesinos y comunidades indígenas en pugnacidad con los grandes terratenientes dueños de la tierra. Los conflictos también son dimensionales como resultado lógico, al entrar en crisis, las costumbres atrasadas de producción en el campo, con las nuevas necesidades de desarrollo económico y el impacto en menor escala de los movimientos revolucionarios en el orden mundial; las secuelas de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la Revolución Mejicana, crean un proceso generalizado de cambio que, de alguna manera, influye en los conflictos que se desarrollan en el agro; también en los procesos de renovación ideológica y cultural que embargan al país por estas décadas. El país experimenta el surgimiento de una diversificación económica y social, responsable de cambios profundos. Es así como se identifican nuevos sectores sociales: Los pequeños propietarios, los grupos obreros y los comerciantes, quienes no sólo presionan para adquirir un espacio en las decisiones del Estado, sino que exigen una redistribución del poder político y los partidos politicos, quienes deberán redefinir estrategias. Así mismo, buscando nuevos adherentes de corta duración, aparecen agrupaciones obreras y partidos politicos como el UNIR: Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria de Gaitán, en los años treinta. El Partido Liberal supo, entonces, capitalizar el descontento de las masas que emigraban del campo a la ciudad. Éste se constituyó en personero de los clamores de los grupos urbanos. De ahí el programa aprobado en la Convención de Ibagué en 1922, donde se definirian grandes reformas sociales y se le asignaban nuevas funciones al Estado.