Ingenio constructivo de los romanos

La historia de sus acueductos es el reflejo de toda historia romana. Las obras dedicadas al agua muestra el genio constructor de los romanos su capacidad organización para construir, mantener y proveer el agu a sus ciudades. La ciudad eterna creó los viaducto canales, baños, etc.; también la rama ad...

Full description

Autores:
Piedrahita Palacio, César
Tipo de recurso:
Contribution to the magazine
Fecha de publicación:
2006
Institución:
Universidad Cooperativa de Colombia
Repositorio:
Repositorio UCC
Idioma:
OAI Identifier:
oai:repository.ucc.edu.co:20.500.12494/51939
Acceso en línea:
https://hdl.handle.net/20.500.12494/51939
Palabra clave:
Urbanismo - Roma
Arquitectura romana
Roman architecture
Urbanism - Rome
Rights
openAccess
License
Atribución – No comercial
Description
Summary:La historia de sus acueductos es el reflejo de toda historia romana. Las obras dedicadas al agua muestra el genio constructor de los romanos su capacidad organización para construir, mantener y proveer el agu a sus ciudades. La ciudad eterna creó los viaducto canales, baños, etc.; también la rama administrativa legislativa para manejar sus acueductos y fuentes de aprovisionamiento del agua. Esta obras se convirtieron en emblema del imperio. Hoy vemos el esfuerzo colosal de Roma en las cisternas de Constantinopla; así en el calor del «ferro agosto» da la frescura la fuente Paulina donde brota aún hoy el «agua Traina»; el «agua Virgo» alimenta los estanques de la plaza Navona. Estas mismas sirven para el famoso símbolo de Roma la fuente de Trevi, donde arrojan sus monedas los turistas para poder regresar en un futuro. En otros lugares se han derrumbado las bóvedas y la maleza crece en ellas, y los turistas hoy solo ven los desechos. En Ostia, el puerto de Roma, vemos como los turistas embobados ven las multicolores losas de la Porta Marina donde columbramos las sombras de los patricios que usaron estas termas. El agua vivificante se perdió en el lontano pasado. En Siracusa, en los museos; en los baños de Pompeya y Herculano, ya no está el agua, solo las piedras con su vegetación arisca cubre este glorioso. Estas nos recuerdan lo eterno del Imperio y la vida que dieron sus fuentes con el agua fresca.