Dos educadoras antioqueñas: Lola González Mesa y María Ceballos Uribe.

Cuando se afirma que Antioquia tuvo dos educadoras de extraordinaria calidad humana, institutoras de recios perfiles, maestras de méritos que nunca se desconocieron se está haciendo una afirmación de tanto peso que es fácil comprobar lo que con simple mirada a la historia. Por eso el caso de Lola Go...

Full description

Autores:
Universidad Cooperativa de Colombia
Pérez Medina, Julián
Tipo de recurso:
Article of journal
Fecha de publicación:
1986
Institución:
Universidad Cooperativa de Colombia
Repositorio:
Repositorio UCC
Idioma:
OAI Identifier:
oai:repository.ucc.edu.co:20.500.12494/47886
Acceso en línea:
https://hdl.handle.net/20.500.12494/47886
Palabra clave:
Lola González Mesa
María Ceballos Uribe
Personajes colombianos
Personajes antioqueños
Lola González Mesa
María Ceballos Uribe
Colombian characters
Characters of Antioquia
Rights
openAccess
License
Atribución – No comercial
Description
Summary:Cuando se afirma que Antioquia tuvo dos educadoras de extraordinaria calidad humana, institutoras de recios perfiles, maestras de méritos que nunca se desconocieron se está haciendo una afirmación de tanto peso que es fácil comprobar lo que con simple mirada a la historia. Por eso el caso de Lola González, no fue el único. ni el último, sino uno entre muchos. Ciertamente las mujeres antioqueñas que estuvieron dedicadas a la formación de la niñez y la juventud dieron tantas demostraciones de poderío intelectual que con razón el país se inclinó ante ellas la certeza de no estar equivocado. Cuando Lola González, la eximia la educadora, dejó el mundo los mortales ya tenía 76 años y por lo menos 40 o quizás más, habían sido consagrados a la cátedra en escuelas y en colegios del departamento de Antioquia en forma realmente sorprendente. Por otro lado María Ceballos Uribe, su sublime condición de maestra la hizo admirable en todo momento, la hizo generosa, la hizo brillante, en efecto como en tantas veces se ha expresado, indudablemente el magisterio también imprime carácter, un carácter que ella llevó con dignidad y que lo puso sin egoísmo alguno al servicio de todo el magisterio, del departamento, con la complacencia de toda una comunidad, que veía su dirección con entusiasmo y con fe y que además tenía el convencimiento profundo de la rectitud de cada una de sus actuaciones de sus deberes y hasta de sus órdenes, por eso ganó tantas y tan difíciles batallas.